Premium

César Febres-Cordero Loyola | ¿Morirá el PSC bajo el bipartidismo?

Avatar del César Febres-Cordero Loyola

¿Qué le pasó? De entre tantos errores, vale resaltar el arco de un fracaso de más de veinte años como proyecto coherente

El Nuevo Ecuador trae consigo más de un aspecto de sus viejas versiones. Quizá el más notorio sea el bipartidismo: el país no vive algo semejante desde antes del ascenso de Velasco Ibarra. Uno de los efectos concurrentes más importantes de aquello ha sido la derrota de una de las grandes instituciones de nuestra política: el Partido Social Cristiano. No podemos decir muerte aún, ­ -en eso muchos se han equivocado-, pero incluso en las instancias en las que apresuradamente se anunció su fin, el PSC se mantuvo como una organización relevante.

Con Jaime Nebot desde la alcaldía, los socialcristianos armaban coaliciones que se vendían a través del ‘modelo exitoso’ de Guayaquil.

Con bancadas pequeñas, pero integradas por figuras de proyección nacional todavía frescas, como lo eran Cucalón, Rohón o Reyes, el PSC usaba eficientemente sus pocas curules para transmitir su mensaje. De esa forma, la Lista 6 proyectaba mucha más fuerza de la que le prestaban sus votos.

¿Qué le pasó? De entre tantos errores, vale resaltar el arco de un fracaso de más de veinte años como proyecto coherente. Cuando Nebot se adueñó del partido, el PSC ya se vendía como una derecha pragmática. Él fue más allá. Reconociendo los signos de los tiempos, trató de traer al partido a nuestra época superficialmente posideológica, sin Cruz de Lorena, sin membretes, diciéndole no al socialismo y al ‘capitalismo salvaje’ a la vez. Pero en ese esfuerzo dejó al partido mutilado. Las únicas tres causas visibles que abanderó, la no subida de impuestos, la mano dura y la autonomía, las perdió.

En el caso de la tributación, las quejas del PSC nunca sirvieron para detener a ningún gobierno cuando le tocó recaudar más, y en cada nueva ocasión el partido terminó con una imagen de insinceridad o impotencia. La mano dura, su marca por mucho tiempo, la pasaron e implementaron mayorías pertenecientes a sus rivales, y el PSC quedó en nada. La causa de la autonomía, ligada a su éxito en Guayaquil, se fue al traste con Cynthia Viteri, que al final les hizo perder ese bastión histórico.