No es suficiente

Necesitamos acción, porque hoy estamos al borde de la muerte del Estado. Nosotros, los que queremos vivir en paz, nos sentimos en abandono.
No es suficiente el estado de excepción. Ya van cinco en 17 meses de Gobierno y nada ha cambiado. No es suficiente el toque de queda si, cuando se termine, seguirán los tiroteos, atracos, disparos, la violencia en cada esquina del Ecuador.
No es suficiente una cadena nacional diciendo que el narcoterrorismo se ha tomado el país, que es culpa del que antes estaba en su puesto, si el sistema de justicia está sometido al poder criminal y si la Asamblea, que debe legislar a favor de la protección de los ciudadanos, tiene como único norte intereses partidistas y personales.
No es suficiente que publiquen fotos de reuniones con el gabinete de Seguridad, si uno de sus miembros dice en medios de comunicación que el terror que vivimos solo es una “percepción”.
No es suficiente decir que estamos bajo ataque mientras el ministro del Interior, a cargo de la Policía, dice que la prensa exagera o se enfoca en lo negativo.
No, no es suficiente. Nosotros los ciudadanos, los que tenemos miedo de mandar a nuestros hijos al colegio, los que tenemos temor de salir a la calle o de abrir el negocio, los que cuando estamos en el auto miramos a todos lados y, mientras estamos en el bus, rogamos que no se suba un delincuente, ya no queremos palabras vacías y discursos teóricos sobre cómo llegamos a este punto.
Queremos que actúe y, con usted, la policía y las Fuerzas Armadas. Necesitamos sentir que las fuerzas del orden están preparadas, dotadas de armamento y capacitadas para defenderse y defendernos. Queremos saber que están de nuestro lado.
El problema es que eso no es real. No hay una depuración eficiente. Cada vez que entran a las cárceles encuentran armas pero no hay respuestas de cómo ingresan allí. ¿Qué es lo que van a hacer además de decretar estados de excepción? ¿Qué cosas que pueden cambiar por decreto quedaron en promesas?
Necesitamos acción, porque hoy estamos al borde de la muerte del Estado. Nosotros, los que queremos vivir en paz, nos sentimos en abandono.