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¿El artista o la obra?

Avatar del Carlos Andrés Vera

Separar al artista de la obra será siempre un dilema que cada uno debe resolver en su fuero interno

Desde niño, la palabra Guayasamín retumbaba en mi universo.

Sin saber mucho de él, además de que era un pintor, acudí a mi padre en busca de respuestas.

- Papá, ¿quién es ese tal Guayasamín?

- Un farsante.

- ¿Por?

- Pinta la lucha indígena, pero tiene indígenas sirvientes que comen sentados en el piso del patio trasero de su mansión.

Décadas después, al recorrer esa maravilla que es la Casa del hombre, no podía evitar el conflicto que me provocaron las palabras de mi padre.

¿Se puede separar la obra del artista?

Cuando estudiaba cine me enfrenté a un dilema similar. Una de las primeras películas que despertó mi curiosidad por el séptimo arte fue Natural Born Killers, de Oliver Stone. Poco después me deslumbré con la que hasta hoy considero una obra maestra, JFK, y aluciné con ese trip hecho película llamado U turn. Stone fue uno de mis directores de cabecera y lo estudié con admiración.

Años después, sus documentales sobre Fidel Castro y Hugo Chávez, tan poco críticos y lisonjeros, me cortocircuitaron la cabeza. ¿Cómo podía un genio adular a un dictador?

Hablando de genios, Roger Waters, uno de los responsables de esa leyenda llamada Pink Floyd. Su música me cobijó en la adolescencia y por mucho tiempo no necesité escuchar otra cosa. Encontré en sus armonías y sus letras una puerta al mundo de la sensibilidad y el arte, hasta entonces desconocidas. Es por eso que en los últimos años me ha dolido ver a este ídolo defender posturas anti-Occidente, cuando fue precisamente la cultura de libertad que se respira en Occidente la que convirtió a Waters en una leyenda del rock. Si Waters hubiera nacido en la China o en Rusia, que tanto se esmera en justificar, estaría preso o muerto hace un buen rato.

Separar al artista de la obra será siempre un dilema que cada uno debe resolver en su fuero interno. En el mío, se libra todo el tiempo una batalla de la que no sé si algún día surja un claro ganador.