La corrupción nos carcome

En América florecen corruptos por generación espontánea. Cuando la justicia cae sobre ellos tienen la desfachatez y el cinismo para afirmar que son “perseguidos políticos”.
La corrupción no tiene ideologías, ni fronteras. La corrupción es una metástasis que carcome el mundo como consecuencia de la pérdida de valores morales y éticos. Por las ansias de tener dinero los corruptos creen que este da valor a una persona. Quieren tener antes que ser. No entienden, porque no les conviene, que dejan una herencia marcada de podredumbre a sus futuras generaciones, que lo único que podrán decir es que sus antecesores fueron pícaros, ladrones y corruptos. En América florecen corruptos por generación espontánea. Cuando la justicia cae sobre ellos tienen la desfachatez y el cinismo de afirmar que son “perseguidos políticos”. Así lo dicen los de izquierda revolucionaria, los derechistas y todos los que usan apodos parecidos para tratar de aparentar que son políticos… En Ecuador batimos el récord mundial de corrupción, con un expresidente condenado y un exvicepresidente preso condenado, ambos por corruptos, con legisladores de la misma laya, exalcaldes y prefectos con grilletes para que no se fuguen, exministros asilados o refugiados en otros países para no ir a parar en una mazmorra… En Argentina, la Fiscalía pide 12 años de cárcel para Cristina Fernández, actual vicepresidenta y con ansias locas de ser presidenta de su país, como resultado del delito de asociación ilícita en obras públicas de su provincia de origen. Y a esta mujer la Asamblea del Ecuador le concedió la más alta presea, la Condecoración Manuela Sáenz. ¿Qué merecimientos tiene esta dama para que haya recibido este alto homenaje? Ninguno. Algún día habrá que hacer las gestiones para que devuelva esta condecoración. La primera dama de Perú, cónyuge de Pedro Castillo, está investigada por la Fiscalía por haber cometido actos de corrupción abusando de su alta dignidad. El espacio de esta columna es pequeño para enumerar los casos de corrupción de altas personalidades. Toca a los pueblos quitarse la venda que les ponen para engañarlos y meterles gatos por liebre. Los corruptos que son elegidos no tienen la culpa. Los culpables somos los ciudadanos que nos dejamos embaucar por corruptos personajes que saben que piden los votos para pasar a mejor vida. Dejemos de ser ingenuos y pensemos en nuestro futuro y el de nuestros hijos.