El veto total al Código Orgánico de Salud

Una vez más, Lenín nos probó que es un cero a la izquierda.

La decisión del Ejecutivo de vetar totalmente el proyecto del Código Orgánico de Salud (COS) causó diversas reacciones en la nación dado que trata ciertos temas delicados, como la difusión de información de educación sexual y de salud y la atención obligatoria en emergencias obstétricas en casos de aborto. Mientras los grupos conservadores, quienes jugaron un rol importante en presionar al presidente Moreno en tomar esta decisión, celebraban, los grupos progresistas lo tomaron como un atropello a sus derechos. El prejuicio sobre estos temas llevó a los conservadores a mal interpretar los artículos y no verlos con la claridad y objetividad que ameritaban. Por ejemplo, el art. 115 promovía la información como lucha contra embarazos infantiles y problemas de dependencia de drogas, entre otros. Los conservadores mal interpretaron este artículo concluyendo que su objetivo era adoctrinar a las juventudes con “ideología de género”, cuando claramente no se refiere a nada de eso. Otro ejemplo es el art. 201, que trata el tema de la atención obligatoria en emergencias obstétricas en casos de aborto, cuyo objetivo era asegurarse de salvar la única vida que queda: la de la madre. Los conservadores dijeron que el artículo era una puerta para permitir acabar con la vida en el vientre, cuando, por definición, el aborto ya ha sido causado y no hay vida en el vientre que salvar. La tibieza y mediocridad del presidente Moreno ante las presiones y lecturas prejuiciadas de los conservadores nos llevaron a este infame veto total del COS. La solución ante esta situación hubiera sido un veto parcial de los artículos controversiales, para que los legisladores tengan la oportunidad de darles más exactitud y menos espacio a interpretaciones fantasiosas. De esta manera se lograba preservar los importantes temas previamente mencionados y otros en los que había consenso, como la atención integral al cáncer y las sanciones por prácticas sanitarias. Lamentablemente, el presidente Moreno optó por la salida fácil, tirándole el problema al próximo gobierno -como es su costumbre-. Una vez más, Lenín nos probó que es un cero a la izquierda.

Simón Crespo Pérez