Robó pero...

Para un estudiante universitario al que le empieza a interesar la política, vivir en Ecuador hace que pierda ese interés casi de inmediato. Es que Ecuador es un país en el cual la política se ha convertido en un martirio constante, con decepciones diarias que llevan a uno a cuestionarse, ¿qué es en verdad ser un político? Introducirse en la política en este país hace que la gente te vea de dos formas: la primera, como una persona oportunista que busca robar; y la segunda, como un individuo que busca favorecerse a sí mismo mediante el poder del Estado. ¿Diferencias? Ninguna. ¿Conclusión? La sociedad ha sido impregnada con una sola idea en la cabeza: el político roba. Y es que no es por ignorancia del pueblo o por adoctrinamientos de bandos políticos, como la izquierda o la derecha, que la sociedad piensa esto. Más bien es por los ejemplos que los mismos políticos dan diariamente. En este país se viraliza la política justamente por las payasadas que ocurren. El tamaño de estas es tan grande que podría hasta dejar a Tiko Tiko sin trabajo. Desde asambleístas que afirman que si se roba hay que robar bien, hasta altos funcionarios públicos que le echan la culpa a sus asesores/asistentes/enemigos/ para excusarse de sus acciones. Todo eso solo intensifica la postura negativa de la sociedad con la política. Si se quiere dejar de ver al político como un ladrón y a la política como un nido de ratas, hay que hacer la diferencia desde el ejemplo. Si se quiere cambiar la mentalidad de la sociedad sobre la política, entonces los mismos políticos deben liderar ese cambio con acciones positivas. De esa manera se podrá llegar a una verdadera transición y se acabarán los comentarios tan populares como el “robó pero hizo obras”.