Rey absoluto o constitucional

Y que el Legislativo, que se cree rey absoluto, sea reorganizado para que se sujete a la Constitución, que disponga que sea solo un órgano clasista que coadyuve a gobernar y deje de ser un estorbo.

El presidente afirmó que las encuestas le importan un comino. A los asambleístas les importa un rábano el presidente, piensan que son más valiosos que él y que sus decisiones, de mayoría, deben ser acatadas, por elementales que sean; son tan impopulares que los ciudadanos se burlan de ellos. Esto indica que la forma de gobernar sí tiene importancia. La difunta reina Isabel, heredera del absolutismo y respetuosa de la democracia, nunca tuvo la audacia y atrevimiento de decir al gobierno cómo gobernar; fue muy popular. Eso no cabe en la gobernabilidad y así como ella no pudo decidir nada, tampoco pudo ordenarlo. La Constitución es el referente inmediato para la gobernabilidad, pero la ciudadanía no cree en su valor porque cada día se moja más. Y el favor se lo debemos a Correa y Cía. Este documento pone al Ejecutivo como rey simbólico para que no pueda decidir nada y al Legislativo como rey capacitado para destituir. Lo ha hecho y seguirá intentándolo. La Corte Constitucional se ve obligada a interpretar cómo debe ser la gobernabilidad. Todavía no acierta, solo trata asuntos de procedimiento y no principios sobre teoría del gobierno. Ello es lamentable y triste, pues va perdiendo prestigio. ¿Cómo arreglar el problema? Que la Corte Constitucional se purifique y la purga avance en el Ejecutivo para que realmente su titular se transforme en rey constitucional y expulse a los quintacolumnistas que hay en su interior. Y que el Legislativo, que se cree rey absoluto, sea reorganizado para que se sujete a la Constitución, que disponga que sea solo un órgano clasista que coadyuve a gobernar y deje de ser un estorbo. Esto es vital para que funcione el equilibrio de poderes.

Francisco Bayancela G.