Cartas de lectores

Recuperemos todo lo bueno de los tiempos pasados

Definitivamente las décadas pasadas fueron mejores. Los recuerdos son maravillosos: más tranquilidad, menos delincuencia. Siempre respetaron a la Policía.Sin toque de queda, los policías rurales a partir de las 7 de la noche salían al sur de la ciudad montados a caballo con rifles, espadas y látigo. Al escuchar el sonido de los cascos de los caballos trepidando contra el terreno, al trote (no había pavimento, solo en las calles céntricas, el resto eran asfaltadas), todo el mundo se recogía en sus hogares, quedando las calles desoladas. Eso era respeto a la autoridad, no como es actualmente: irrespeto, vandalismo, etc. Todo delincuente era trasladado a los calabozos por varios días. Posteriormente se formulaba el juicio correspondiente con apego estricto a las leyes vigentes por fiscales y jueces insobornables, con títulos legítimos, no falsos.

Teníamos el río Guayas maravilloso, navegable, con entradas de buques de alto calado. Las pequeñas lanchas que prestaban servicios Guayaquil - Durán y el buque Galápagos de dos pisos con el mismo servicio con lanchas más grandes, se acordonaban en diversos muelles a lo largo del Malecón Simón Bolívar, con itinerarios de día y noche hacia los diversos cantones costeros. Nuestro estero Salado impecable, tan delicioso como el mar, a donde se acudía a bañarse y a alquilar botes de pago por horas. Y sigue pendiente el dragado del Guayas, que viene postergándose por más de 50 años. Lamentablemente saldría la idea de rellenar parte del río y del estero, áreas como Puerto Lisa.

Recuperemos el antiguo hotel Humboldt, del que se apoderaron los comerciantes de la Bahía convirtiéndolo en bodegas y locales de mercadería lícitamente adquirida, además de refugio de malandrines y venta de medicina falsa. Deben reubicarlos en lugares apropiados y controlados por la Policía Municipal y civil día y noche, y estas áreas habilitarlas como hospitales de atención a pobres y a ancianos sin recursos; instalar un UPC en la entrada y salida día y noche con policías que no se duerman.

Antonio Abad Cornejo