Cartas de lectores

La realidad del teletrabajo y la teleeducación

El cierre forzado de centros educativos, medios de transporte y aislamiento total de nuestro entorno nos ha obligado a vivir experiencias como la cercanía a la familia las 24 horas y de forma simultánea cumplir una rutina laboral o educativa por internet. El problema radica en que no son situaciones normales y no permiten que el trabajo y actividades educativas de modo remoto garanticen que los desempeños de las personas sean productivos. Para que funcionen, el teletrabajo o la teleeducación deben planificarse y gestionarse adecuadamente. La realidad actual desborda cualquier perspectiva; trabajar o realizar tareas desde casa a toda prisa, para luego enviar por internet, tiene sus retos. Paralelo a esto, la familia presente en intermedio del trabajo y quedarnos en nuestros hogares provoca un fracaso desde el punto productivo. Es recomendable que toda la familia comprenda que no son vacaciones, que hay responsabilidades por cumplir y que habrá tiempo para pasar en familia. Algo similar ocurre con la teleeducación, sin haber preparado las herramientas y canales de comunicación adecuadas, los docentes y estudiantes se verán vulnerados y como consecuencia aparecerán reclamos y pretextos. La ventaja de ser docente y trabajar a diario con variedad de herramientas tecnológicas fue la oportunidad para que los alumnos se adentren a la teleeducación o e-learning. Llegada la emergencia, la mayoría de estudiantes demostró eficientemente el manejo de un aula virtual y el cumplir en tiempos y horarios. Sin embargo, ciertos estudiantes por diversas causas, como acceso a computadora e internet, no pudieron realizar sus tareas. Los estudiantes deberán cumplir las tareas en sus hogares y al retorno normal a clases se revisarán de forma presencial. Además, se utilizó la videoconferencia como medio de comunicación efectiva para recibir clases en línea para que estudiantes expongan sus inquietudes sobre avances de sus proyectos de investigación formativa.

Mg. Roberto Camana-Fiallos