Racionalidad

En consecuencia, desde mi perspectiva, para aquello que los irracionales dicen, lo más sensato es decir lo contrario.​

Lo que el pueblo espera de los políticos es que lo ayuden a decidir con razonamiento. Una decisión razonada ayuda a todos, a la individualidad y a la comunidad.

Para las elecciones hemos presenciado, con mucha pena, posiciones virulentas de quienes llaman a votar por una determinada opción en todas las preguntas de la consulta popular.

La virulencia es una demostración de falta de raciocinio, parodiando un dicho que dice “el odio es el veneno que uno se toma, esperando que mate al objeto de su odio”. Diríamos que la virulencia es eso exactamente, un veneno que quienes se manifiestan de esa manera están bebiendo, con la esperanza de que muera el objeto de sus ataques.

Todas las manifestaciones que he escuchado en favor de esa opción están llenas de una efervescencia digna de mejores causas. Allí tenemos invocaciones carentes de razón, y lo que es peor, de un expresidente de la República que, debiendo ser un ejemplo de razonamiento, se ha limitado, constantemente, a predicar odio a los demás.

Por regla general, quien razona no debe aceptar lineamientos que no exhiben razonamiento. El sentido común obliga a que, si alguien incapaz de razonar, sugiere algo, hay que hacer lo contrario.

En consecuencia, desde mi perspectiva, para aquello que los irracionales dicen, lo más sensato es decir lo contrario.

José M. Jalil Haas