Poesía con brocha gorda

En contraste con la prosa, a la que basta una frase, la poesía estará mutilada si pintan menos de dos renglones

Es impertinente y contraproducente el intento de la Municipalidad de Guayaquil de difundir cultura pintando con brocha gorda un renglón aislado en las últimas cercas de la ciudad , frase que le será difícil leer al pasajero apretujado al pasar en bus. ¿Cuál es el objeto? ¿Acaso aumentar el número de lectores en beneficio de media docena de poetas auténticos ? Los poetas nacen, no se hacen. Existiendo una Casa de la Cultura, extraña que un organismo político prescinda de dicha casa y acepte como poeta a cualquiera. Poesía no es todo lo que rima, no es toda queja o sueño enfermizo, tampoco lo que argumenta o desafía. La poesía es más sentimental que reflexiva, imaginada más que meditada. No es poesía lo que pertenece con éxito a la lógica y a la filosofía.

Otro punto. Las artes no admiten ser impuestas al vecindario, obligado a leer la frase que la autoridad escoja, arranque de un poema y exhiba como rama de un árbol. Tampoco procede fijar en un cerro una pintura tenebrosa, como alguna de Goya, o incomprensible, como otra de Picasso. No producirá aficionados a la poesía ni a la música. Causará, sí, hastío, al abrir la ventana en cada amanecer y encontrarse con el mismo renglón de letras pintado en la pared del estadio de fútbol. Igual si, con el mismo pretexto, la Municipalidad impusiera a un cantante o melodía determinados mediante altoparlante: el mismo pasillo o tango durante un año en cada barrio y el domingo, desde las 12 horas.

La autoridad municipal caerá en la tentación de pintar cualquier proclama política rimada, lamento de drogadicto o sueño de perro. Tampoco es admisible que la autoridad discrimine entre los autores , privilegiando políticamente a uno o a una de ellos. Con el sistema impuesto no se respeta la propiedad intelectual, el autor no es remunerado. Sus herederos podrían demandar.

Es criticable que la Municipalidad haya destinado $ 5,4 millones a este tipo de “arte urbano” . Solo el proyecto Letras vivas en referencia alcanza $ 389.350 más IVA. Dos “artes” fueron contratados con una sola persona en $ 1’432.105,55, el monumento al bicentenario de Guayaquil; y en $ 210.000 el memorial Homenaje a los héroes y víctimas de COVID-19. ¿Cuánto costaría un monumento a los dos mil años de París y cuánto el monumento a las ruinas de Troya?

Pintar poesía es una ocurrencia que pudiera configurar dilapidación de fondos públicos. Si es para educar, lo apropiado sería pintar refranes acogidos por las naciones, que resumen sabiduría en pocas palabras. En contraste con la prosa, a la que basta una frase, la poesía estará mutilada si pintan menos de dos renglones.

Jaime Damerval