Palo porque hace y también porque no hace

Venimos observando críticas al vicepresidente de la República, en el sentido de que está haciendo campaña para las próximas elecciones. Un antiguo refrán dice: “Palo porque bogas y palo porque no bogas”.

El funcionario, joven aún, lleno de energía, ha sido delegado por el presidente para que represente al Gobierno en cuanto a todo lo que tiene relación con la crisis sanitaria que estamos atravesando. Y, en cumplimiento de un mandato constitucional, eso es lo que está haciendo.

Aparentemente hace campaña, pero si no es él el delegado, ¿quién puede tomar la batuta? Lo normal, lo que todos queremos, es que el presidente dé la cara, informe a la nación... en fin, que cumpla con su obligación... y de hecho, siendo honestos, la viene cumpliendo a cabalidad.

Sin embargo, hay actividades que por su condición de salud, por los años de edad (67), tiene limitantes muy a su pesar. Siendo mayor de 60 años, exponerse permanentemente al aire libre, viajando de un lugar a otro, lo podría hacer fácil presa del coronavirus. ¿Entonces? No queda otra que el vicepresidente supla al presidente en estas delicadas y peligrosas funciones, porque el que sea joven, no le garantiza que pueda afectarse con dicho virus, pero él ha aceptado el reto y los riesgos; no como otras autoridades que presuntamente se contagiaron de la COVID-19 y ahora están cómodos en sus hogares, viendo los toros de lejos.

Tengamos la seguridad de que si este vicepresidente estuviera momificado, sin moverse a ninguna parte, que no informe, que no haga gestiones locales e internacionales para paliar la grave situación del país, todos le cayeran encima por no hacer nada. Otra vez: “PALO POR QUE BOGAS Y PALO POR QUE NO BOGAS”.

Más serenidad, más cordura, menos envidia, menos crítica malsana... así no llegamos a ninguna parte.

Econ. Ángel Campoverde Giler