El multipartidismo extremo al que ha llegado Ecuador

Realmente, la proliferación de partidos y movimientos políticos no necesariamente es un signo de fortalecimiento de nuestra débil democracia, donde la gran mayoría de estos no cumplen con el sentido estricto y clásico del concepto. Son pequeños grupos de ciudadanos, con líderes egoístas y vanidosos, con una dosis de mesianismo, no representativos de segmentos importantes de la población ecuatoriana. Su pobrísima aceptación y rendimiento electoral demuestran que no se justifica su existencia.

El multipartidismo extremo al que ha llegado el Ecuador está ocasionando y va a provocar si no se frena a tiempo esa distorsión política que llamamos “efusión de partidos políticos”. Uno de los fenómenos que se observa por esta causa es lo que algunos denominan “crispación política”: un alto nivel de confrontación que crece cada día y amenaza la paz y convivencia entre ecuatorianos. Otro fenómeno es la descomposición política, disparada por el desempleo, la galopante corrupción, el debilitamiento de la institucionalidad y la rampante impunidad que están encausando a personas a adoptar cada vez más posturas radicales y confrontativas. Este fenómeno y la proliferación de partidos y movimientos políticos se alimentan mutuamente. Con el multipartidismo extremo se aprecia el deslizamiento hacia un modelo político de dispersión del voto, y además, las personas y líderes políticos huyen del centro, empujan sus posturas hacia las periferias, o sea, hacia la confrontación y posturas radicales (no necesariamente de izquierda o derecha), porque se rompió el equilibrio, la capacidad de diálogo y consenso. Estamos a las puertas de una nueva etapa electoral, es propicio que se estructure una propuesta que al menos por la vía del discurso y el debate orille a los actores políticos en contienda a ser tolerantes y dialogar en función de los cambios que urgen a la nación. Los partidos o políticos son un medio, no un fin en si mismos!

Ec. Mario Vargas Ochoa