Loemos el bicentenario de la batalla que nos dio la libertad

Antonio José de Sucre fue un hombre leal, amigo, confidente y consejero del Libertador

Antonio José de Sucre fue un hombre leal, amigo, confidente y consejero del Libertador. Desempeñó la Jefatura de Estado Mayor del Ejército del Libertador; ayudó dirigiendo a los patriotas de Guayaquil con la victoria de Huachi, hasta llegar a capitanear la batalla del Pichincha el 24 de mayo de 1822. Quedaron abiertas con este hecho bélico las batallas de Junín (6 de agosto) y Ayacucho (9 de diciembre) en las que fue partícipe Sucre, por lo que fue nombrado mariscal de Ayacucho por el Congreso peruano. Pero surgieron los chauvinismos nacionales en las repúblicas liberadas, y en Chuquisaca (Bolivia) fue herido en un brazo; la oposición del militar Agustín Gamarra, peruano, demostró rebeldía y envidia, pues la capital de Bolivia llevaba el nombre de Sucre. Trató de organizar una Federación peruboliviana. Se derrotó al presidente del Perú La Mar con la batalla de Tarqui. Con Pichincha comenzó Sucre a fraguar el ideal de Bolívar: la Gran Colombia. A los 35 años regresó Sucre a Quito, ya Bolívar había liberado Venezuela. El Mariscal quería descansar con su esposa y al atravesar la montaña de Berruecos lo asesinaron en un atentado previamente organizado. En el Pichincha demostró su táctica y valentía; el mariscal se quedó en la altura con poco ejército y el resultado fue victorioso. El historiador Francisco Huerta Rendón completa esta epopeya con la hazaña de Abdón Calderón, alférez de Yaguachi, de 18 años, abanderado, "mantuvo enhiesta la bandera celeste y blanco del mismo, hasta que, agobiado por varias heridas cayó envuelto entre los pliegues del bicolor de Octubre, muriendo al día siguiente del triunfo patriótico". 

Dr. Héctor Cisneros Arias