Existe un derecho fundamental: la libertad de expresión, que tiene el ciudadano para manifestar por cualquier medio su libre pensamiento y sentir. Dicho cumplimiento está plasmado en las constituciones y orden jurídicos siempre y cuando existan regímenes democráticos. Cualquier persona, organización o grupo puede expresar su sentir, opinión o preferencia sobre cualquier asunto o persona, mientras no sea ofensivo o denigrante contra la dignidad de otros individuos o instituciones.

Diario EXPRESO publicó una investigación sobre ciertos favorables contratos efectuados por una apasionada regidora del cantón en favor de su diferente y afortunado consorte que no se hicieron públicos y, seguramente, habrán quedado dentro de un pequeño círculo con olor a complicidad. Ahora una columnista investigadora enfrenta un proceso por supuesta calumnia. En la misma edición del 5-VII-22 aparece en la columna De mujeres y otros demonios, una enérgica nota nada favorable sobre un candidato por su reprochable desliz apocando a la mujer en actitud misógina, propia de alguien que padece algún tipo de frustración. Respaldamos la función periodística de los colaboradores en sus publicaciones y a EXPRESO, que por haberse convertido en adalid de la libertad de expresión recogerá una lluvia de odio de quienes se considerarán afectados y manifestarán una apología de otro tipo de violencia, la jurídica.

Dr. Ricardo López González