No jueguen a dos barajas

Hay una monja benedictina que juega a dos barajas, contradiciendo directamente el mandato fundamental de Jesús de amar al prójimo.

Ahora, a nivel mundial, como acaba de denunciar un conocido diario estadounidense, insiste en “predicar” contra las vacunas al coronavirus, lo que ya está más que comprobado que lleva a millones a contraer en grave enfermedad con múltiples secuelas e incluso a morir.

No se trata ya de un decadente cantamañanas, confeso adicto a drogas duras, como Bosé, sino de alguien que pertenece profesionalmente y que se siente así respaldado por aquel que es el grupo religioso jerarquizado mayor del mundo.

No se puede tolerar que lo manipule, jugando a dos barajas, para difundir impunemente prácticas contrarias a su posición y que pueden llevar a frecuentes y fatales consecuencias.

Tiene que escoger, con la rapidez que exige el caso, o ella misma o sus superiores.

Tampoco el papa Francisco, cabeza de la Iglesia, puede eludir su responsabilidad y alegar ignorancia para desentenderse de la salud y vida de sus fieles alrededor del mundo, en vez de actuar con una severidad ejemplarizante, apartando, si no rectifica públicamente, esa contagiosa manzana podrida.

“Por sus obras los conoceréis”.

Martín Sagrera Capdevila