Hablemos de Quito

Quito es una ciudad diversa en su forma de asumir la ciudadanía, y le invade un sentimiento desordenado y poco interés en hacer del sentido común lo cotidiano. La administración municipal emprende un programa de mejoramiento de calles y avenidas pero, ¿por qué no pensaron en mejorar las aceras? La ciudad pensada en función del automóvil y ahora de las motocicletas es un sinsentido a lo que es la tendencia: hoy la persona es la prioridad. Caminar por las veredas es un atropello a la dignidad, llenas de huecos, desniveles, con materiales peligrosos, sin criterio de estética, árboles o espacios de flores. La contaminación visual y los elevados edificios se apropiaron del derecho de vista. Los buses urbanos y sus conductores conocen que el límite de velocidad es de 35 km por hora, mas las avenidas 12 de Octubre, La Coruña y De los Shyris son circuitos de carreras, con autoridades contemplativas y la mejora en contar con un servicio de calidad, una ilusión. Estos vehículos contaminan, no miden tiempos de frecuencias, en competencia diaria, muchos con interiores impresentables, vaciaron silenciadores y retiraron catalizadores, además de los pitos de aire. ¿Por qué no se cuenta con sistema de caja común, un servicio eficiente? El servicio de buses municipales y su mantenimiento es deplorable. ¿Hay autoridad que mida la calidad del servicio y controle este tema? Vamos camino al Bicentenario, ¿están preparados la ciudad y el Ecuador entero para ello?

Wagner Mauricio Mantilla Cortés