Cartas de lectores

Fiesta solemne del Corpus Cristi, hoy 19 de junio

Los cristianos debemos poner los ojos en la Sagrada Eucaristía, que es Jesús presente entre nosotros

Esta fiesta nos hace meditar la profundidad del amor del Señor, que lo ha llevado a quedarse oculto bajo las especies sacramentales. Recordemos la parábola del sembrador: el Señor quiere que cada uno se ponga en el papel de Cristo, santificando el trabajo profesional y las obligaciones. Por esta parábola se comprende que parte de la simiente que esparce Dios cae en tierra estéril o entre espinas y abrojos, que son los corazones que se cierran a la luz de la fe. Su lectura proporciona ideales de paz, reconciliación, fraternidad, que son aceptados y proclamados pero que son desmentidos con los hechos. Algunos se empeñan en proclamar la voz de Dios con un arma que es menos ruidosa pero más cruel: la indiferencia. Los cristianos debemos poner los ojos en la Sagrada Eucaristía, que es Jesús presente entre nosotros; esto es un milagro y se nos ofrece como sustento en forma muy natural. Jesús se presenta como el Sembrador, la semilla y el fruto de la siembra que es el Pan de vida eterna, así espera nuestro amor desde hace más de dos mil años. Esta espera vale la pena si nos entregamos a Él en cuerpo y alma por amor. Para enseñarnos a amar vino a la tierra y se quedó con nosotros en la Eucaristía. Esto es lo que significa: "tomó el pan y dando gracias lo partió y dijo: tomad y comed, este es mi cuerpo que por vosotros será entregado. Haced esto en memoria mía. Y de la misma manera tomó el cáliz después de haber cenado diciendo: "este cáliz es el nuevo testamento de mi sangre, que lo beberéis en memoria mía". Si lo seguimos, Él nos espera en el cielo; moriremos temporalmente hasta vernos eternamente con Cristo si lo hemos seguido con fidelidad. Al entrar a nuestra iglesia mirando el altar digamos: sagrarios de plata y oro, que albergáis la Omnipotencia, de Jesús nuestro tesoro, nuestra vida, nuestra ciencia. Os adoro y os bendigo, con profunda reverencia. 

Amén Martha Reclat de Ortiz