¿Error o extorsión?

Como la gran mayoría de ecuatorianos y, pese a ser una persona de la tercera edad, siempre me ha gustado cumplir con todas las obligaciones y requerimientos que mi país me impone. Lastimosamente, debido a la pandemia que nos azotó, me vi impedida de pagar en forma cumplida el mal utilizado impuesto predial, adeudando hasta la fecha el valor correspondiente a tres años.

Hace unos días, conocedora de que los adultos mayores estaban exonerados de esta obligación, me acerqué al banco para finiquitar mi situación y ¡oh sorpresa!, me indican que el valor pendiente asciende a la increíble y astronómica suma de $ 600 más otros impuestos, (lo que equivaldría a dos o tres exiguas mensualidades jubilares), cuando mi promedio anual por este concepto no sobrepasaba los $ 50 anuales; sorprendente noticia que podía infartar a cualquiera. Pregunto a los responsables de este increíble atropello: ¿estamos las personas de la tercera edad exentas de este pago? ¿Será que les hace falta más dinero para construir más elefantes blancos y millonarios murales con contratos a dedo y elevados sobreprecios? Las calles de mi ciudad permanecen con miles de baches que dañan los automotores, haciéndolas prácticamente intransitables.

Acuérdense de atender a los jubilados cuando solicitan un incremento en sus pensiones y no cuando se trata de extorsionarlos económicamente, como lo están haciendo, pues estos seres vulnerables deben ser tratados con mayor consideración y respeto.

Necesitamos una explicación en forma urgente.

Fabiola Carrera Alemán