Un mundo de jefes no puede ser real. Quien decide tiene la carga del análisis, de la pronta toma de decisiones y de la supervisión y evaluación final de lo que se emprende. Pero sin aquel que ejecute las estrategias con eficiencia, no hay “a quien liderar”, ni hay quien “produzca” ni materialice ninguna genial idea. Las universidades se jactan de “formar líderes”, y es una muletilla comunicacional de la que padecen centros de estudio de todo nivel. 

Las aptitudes, sus habilidades blandas, son las que marcarán su rol dentro de la sociedad, no solamente como profesionales, sino como seres humanos. Incluso, una persona que lidera en un aspecto de su vida, puede jugar un gran y distinguido rol como “ejecutivo” en otra. Todos los roles son necesarios y no pueden coexistir sin los otros.

Paula Pettinelli