Ecuador requiere de grandes cambios

Debo afirmar que ya sea por corruptos o ineptos, el país no puede darse el lujo de seguir desperdiciando el tiempo que tenemos para encaminar las reformas de mediano y largo plazo que permitan incrementar la productividad, disminuir la desigualdad y la pobreza, y garantizar un fortalecimiento de la participación democrática para elevar la calidad de vida, mejorar la convivencia y permitir crecimiento sustentable. La corrupción y la impunidad tienen múltiples efectos, pero esencialmente es la pérdida de valores fundamentales del ser humano. El poder y la corrupción tienden a estar ligados. En el marco del poder, la tentación para ejercer los intereses propios o de amigos cercanos puede llevar a corrupción, tráfico de influencias . Y la impunidad se convierte en el evento más desastroso social y políticamente hablando. La corrupción pública mina las bases del sistema democrático, genera daño moral profundo y limita el sano desarrollo del país. Se traduce en pobreza, exclusión y desigualdad. La ineptitud es otro gran problema. No debería aceptarse ser candidato a un puesto en el que no se es competente. Lamentablemente hemos tenido de todos los casos, por eso nos encontramos postrados política, social y económicamente. Hemos premiado la mediocridad, el compadrazgo, el clientelismo y la corrupción sistémica. Estamos acabando con nuestra democracia, la credibilidad en quienes nos gobiernan, y el valor de nuestras más queridas instituciones.

Ec. Mario Vargas Ochoa