Ecuador y la hispanidad

Ante la confusión histórica y el desarraigo cultural que viven las naciones hispanoamericanas, vale la pena preguntarse: ¿qué es la hispanidad? Es aquella obra magnífica emprendida por España para hermanar razas y pueblos bajo una sola fe y cultura, promovida en un principio por Isabel la Católica. Desgraciadamente, sus enemigos inventaron una leyenda negra que oscurecía las luces de esta gesta gloriosa. Se nos dijo que éramos una simple colonia, pero las Cortes de Cádiz promulgaron en el primer artículo de la Constitución de 1812: “La nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios”. La conquista se consiguió más por diplomacia, pues tribus menores como los Cañarí se aliaron con los españoles, cansados de la opresión incaica. El famoso mestizaje, atribuido a violaciones masivas, fue resultado de un mandato directo de la Corona de Castilla. No ha habido imperio más benevolente que el español ni obra más humana que la evangelización americana: se nombró ciudadanos de pleno derecho a los pueblos nativos. También diría la reina castellana: “que sean bien tratados los dichos indios y no consientan ni den lugar que ninguna persona les haga mal ni daño ni desaguisado alguno”. Y recordemos las Leyes Nuevas ordenadas por el emperador Carlos V, que ampliaban las protecciones de las Leyes de Burgos.

Citar las palabras de don Ramiro de Maeztu, que vienen muy a colación con la temática: “El ideal hispánico está en pie. Y por mucho que se haga para olvidarlo y enterrarlo, la idea nuestra seguirá saltando de los libros de mística y ascética a las páginas de la historia universal”. Por estas razones, si deseamos tener sentido de pertenencia y amor por lo nuestro, hemos de reconocer nuestra cultura hispánica para exaltar nuestra nacionalidad ecuatoriana.

Andrés Vicente Cano