El desempleo denigra y genera malestar a la sociedad

Ser desempleado es no contar con un mínimo de ingreso para vivir y pasar al mundo subterráneo de jugársela con apoyo de los padres y más familiares, o de la caridad pública. Es la penosa situación de salir a buscar empleo, no importa si se es profesional, técnico u obrero; todos al final del día regresan a casa con una triste historia que contar: “no hay vacantes disponibles”, “el puesto requiere otro perfil”, “Ud. es demasiado joven y sin experiencia” o “Ud. tiene demasiada edad” de 35 años en adelante, etc. El mercado laboral en el país es cada vez más duro, el ingreso es difícil para los nuevos profesionales, casi imposible para quienes han quedado desempleados a mitad de su vida profesional y castiga fuertemente a quienes tienen una discapacidad. Los jóvenes regresan sin esperanza cuando acuden a grandes filas para dejar su currículo, y el salario ofrecido no alcanza para cubrir sus necesidades. La situación laboral es un calvario. Unos cuantos deciden ser emprendedores, pero sin apoyo real de las instituciones encargadas, pocos lograrán subsistir y si fallan, entonces serán desempleados, en ruinas y fichados en las entidades financieras. Que no extrañe pues el incremento de la delincuencia, pandillas y deterioro social. Ecuador es un país caro para producir, poco flexible y lleno de trabas para que los emprendedores puedan subsistir. La política económica más importante para 2020 es la que dé soluciones a esa gran cantidad de desempleados e informales.

Ec. Mario Vargas Ochoa