Cartas de lectores | Se vienen las ofertas de candidaturas
¿Es posible la unificación de partidos políticos con el fin de acabar con el correísmo y socialcristianismo?
Estamos viviendo tiempos difíciles respecto a la proliferación de partidos políticos, conjuntamente con la de actores políticos; a su vez, el crimen organizado tiene más poder que le mismo Estado, ¡qué terror!
Tenemos actualmente 11 precandidatos presidenciales y 14 partidos políticos. Entre los números 11 y 14 hay que analizar algo: ¿es posible unificar las diversas propuestas de los 11 precandidatos en una sola muy poderosa? ¿Es posible la unificación de partidos políticos con el fin de acabar con el correísmo y socialcristianismo, ambos con hedor de azufre político? La respuesta es muy simple, pero a la vez, en la práctica es muy complicada. ¿Por qué? Porque al tener un frente político en pro del país, tendríamos algunos líderes que no se sujetaran a las condiciones del frente, para lo cual se evidenciaría una implosión política. Es muy palpable saber que dentro de estas organizaciones políticas hay tremendas calculadoras que solo buscan el lucro personal y digamos que ‘partidistas’. Dentro de este frente se debe clarificar que no se pondrán familiares, entenados, testaferros y/o corruptos en ministerios, subsecretarías distritales y demás estamentos públicos que maneje el Ejecutivo. Es más, se debe enviar una terna con nombre para que el señor presidente elija, jamás que le impongan un nombre, y asimismo, tener una norma de conducta en el parlamento; ser una verdadera oposición frente al tirano opresor de turno.
La política debe reinventarse, debe evolucionar, empero, seguiremos en el mismo hueco político que hemos experimentado desde 1996 hasta la actualidad, teniendo improvisados, charlatanes y manipuladores políticos.
Es importante destacar que seguiremos teniendo los mismos resultados si permitimos que los jinetes y jineteros de la corrupción siguen obligándonos elegir a sus esbirros, sean de cualquier partido. Esta vez debe salir una opción popular, sin apellidos rimbombantes y, sobre todo, que la empresa privada (aportantes electorales) no sea alcahueta de los mismo putrefactos políticos de siempre.
Jaime Andrés Véliz