Cartas de lectores | Roberto Luque, el superministro

Conmino al señor presidente a que ubique un ministro/a que no necesariamente sea de la costa o austral

El señor presidente, queriendo parchar la gestión desatinada de la exministra de Energía y Minas, Andrea Arrobo, encarga esa cartera de Estado a Roberto Luque, ministro de Transporte y Obras Públicas. Luque se convierte, como ya ocurrió en décadas pasadas, en un superministro que se atreve a manejar dos temas diferentes, únicamente ligados por aspectos paralelos pero no anclados directamente a la gestión base. Se supone está preparado para asumir retos, pero lo conveniente sería ceñirse solo a lo que más conoce y en donde ha actuado como consultor y asesor para el Municipio de Guayaquil y la Autoridad de Tránsito Municipal, en especial para el proyecto de la Aerovía. Lo expresado se sustenta en su formación profesional como ingeniero civil, con maestría en ingeniería geotécnica, y como doctor en ingeniería geotécnica de terremotos. El señor presidente debería establecer los correctivos necesarios e inmediatos y nombrar un ministro/a de Energía y Minas cuyo perfil técnico-profesional sea compatible con el tema en cuestión. Lo ideal sería un profesional totalmente desentendido de la política y la politiquería. Conmino al señor presidente a que ubique un ministro/a que no necesariamente sea de la costa o austral; debe haber perfiles adecuados en otras regiones. Llama la atención que en las múltiples apariciones del superministro en TV y prensa, lo hace con un chaperón que supongo le lleva la maleta o la agenda. Nos recuerda la novela de Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, y su escudero Sancho Panza.

Efraín Flores Batallas