Cartas de lectores | Presupuestos del país

Es hora de hacer acuerdos público-privados para generar más rendimientos a las finanzas

Ecuador viene soportando desde el cambio de gobierno una terrible crisis de iliquidez monetaria. En enero y febrero hubo que hacer milagros para obtener préstamos y poder cancelar los sueldos atrasados desde diciembre, con el pago adicional del décimo cuarto. ¿Qué se hace con el dinero que ingresa a las arcas del Estado? La Constitución impone la entrega de dinero a los GAD del 21% de los Ingresos Permanentes del Presupuesto General del Estado y el 10 % de los ingresos No permanentes, los que se producen por la venta de petróleo. El art. 238 de la Constitución ordena la referida entrega a los GAD, que gozan de autonomía política, administrativa y financiera. ¿Administran bien esos ingentes recursos que reciben? ¡No! Políticos, aprendices de líderes, hicieron siempre publicaciones en prensa y televisión exaltando cual culto a la personalidad sus grandes virtudes, méritos y obligaciones cumplidas “al servicio del pueblo,” plataforma política pensando en elecciones venideras. Quien es elegido para desempeñar un cargo debe administrar los valores que recibe con acrisolada honradez, integridad moral e intachable mística de trabajo. No es concesión del funcionario hacer obras, es su obligación. Debe rendir cuentas a los organismos de control y a la opinión pública. Dilapidan los pocos recursos en esta crisis económica. Hace un tiempo un diario traía la noticia de que el prefecto de Chimborazo pretendió firmar dos contratos por $ 345.909 para “reforzar la imagen de la Prefectura”. EXPRESO el 9 de marzo ponía con grandes titulares: “La vista al mar se perderá con el coliseo que nadie pidió”. Habitantes de Playas rechazan la construcción y denuncian que la obra no fue socializada, peor planificada; el sitio será usado como albergue. Provincias, cantones, parroquias hacen grandes gastos por el día de la cantonización o fundación, contratan artistas nacionales e internacionales y dan gran circo al pueblo con dineros que deben ser sagrados, para obras urgentes. Mientras el Gobierno Central busca préstamos, ajustes, los GAD exigen; parece que no tienen ningún control por la famosa autonomía política, administrativa y financiera. Contraloría tiene gran trabajo y deber: controlar sus gastos, contratos y fiscalizar resultados. Deben ser destituidos quienes valiéndose del cargo gastan el dinero del pueblo. Es hora de hacer acuerdos público-privados para generar más rendimientos a las finanzas y hacer ingeniería de personal; que se acaben los padrinazgos y no solo esperen las entregas que por la Constitución deben recibir.

José Agustín Arias Osejo