Cartas de lectores: La nueva Asamblea Nacional
El problema está, señores, en que ‘las leyes, las hacen los políticos’
Como dice una canción romántica: “la historia vuelve a repetirse”; yo en cambio diría: el circo al que nos tienen acostumbrados estos payasos ‘nuevos asambleístas’ cuando se posesionan. Ya se han peleado por las 15 comisiones permanentes, pues sin duda algunas de ellas deben de ser ‘un delicioso botín político’.
Volvieron a perder los de ‘las manos limpias y corazones ardientes’, que para desgracia de los ecuatorianos fueron poder durante diez años. A propósito de este partido político, que ya se está oponiendo al proyecto de ley económico urgente enviado por el Ejecutivo: ¿es que no hay, pregunto, personas en ese partido político, con mayor capacidad intelectual, brillantes, inteligentes? Porque ya van tres periodos de elecciones y estos funestos personajes se repiten.
Ahora hay más asambleístas, bachilleres, con títulos de tercer nivel y unos pocos con maestrías, que en el anterior periodo, cuando lo lógico y procedente es que haya menos asambleístas y menos asesores para cada uno de ellos.
El problema está, señores, en que ‘las leyes, las hacen los políticos’. Dos y tres asesores tiene cada asambleísta, que ganan un sueldo privilegiado. ¿Por qué no hay menos asambleístas y menos asesores? ¿Cuánto dinero se ahorraría el país, para comprar medicamentos para los hospitales públicos del IESS y del MSP?
Algunos de ellos, como siempre sucede en todos los periodos legislativos, van a disfrutar de una vacancia o ‘vagancia’ legislativa, de permanecer en el cargo dos o cuatro años sin hacer nada, alzando la mano de vez en cuando, o poniendo sí, no, abstención, nulo, en la laptop que tienen enfrente de ellos.
A veces o de vez en cuando, les da la gana de lanzar una verborrea de cosas incoherentes, en lugar de fiscalizar y proponer leyes que beneficien a los ecuatorianos. Habrá otros que, como siempre, se las pasen durmiendo en horas de trabajo. La misma historia que se repite con diferentes actores. ¿Y así queremos un cambio radical? ¿Más de lo mismo?
Roberto Flores