Cartas de lectores: Dos años perdidos

Hay mucho por hacer para restaurar la movilidad en Quito y demasiado tiempo perdido

La administración municipal capitalina cumplió dos años en funciones, pero no ha mejorado la infraestructura vial y la existente se ha deteriorado considerablemente; los habitantes de Quito todos los días sortean baches y al amanecer y atardecer permanecer atrapados en sus vehículos en interminables hileras en los ingresos a la ciudad, lo que se replica en las calles en el día. 

En mayo de 2010 la administración municipal de la época dispuso el pico y placa, que prohibía circular en zonas y horarios establecidos, fijando para los infractores multa y retención del vehículo, que solo podía ser retirado una vez pagados sanciones, traslado y bodegaje. 

La medida trasladaba a los ciudadanos la incapacidad administrativa y técnica del municipio para resolver la movilidad, y la mantiene la actual administración, de la misma tendencia política de su iniciador, con la salvedad de que no se retiene el vehículo. 

La continuidad del pico y placa demuestra falta de conocimiento técnico, decisión e imaginación, reflejada en el abandono de obras: la Ruta Viva inaugurada en diciembre de 2014, sin ningún mantenimiento hasta hoy, con deterioro total de la carpeta asfáltica. Se lo pretende corregir solo con bacheo, lo que es insuficiente, antitécnico y costoso, pues están reemplazando áreas de pavimento agrietado muy extensas. 

El túnel Guayasamín inaugurado en agosto de 2005, obra vial segura y eficiente, proyectada con dos carriles de circulación y uno adicional para auxilio y emergencia, ha sido transformado en túnel de tres vías permanentes, eliminando la de emergencia, contrariando la técnica, afectando la seguridad y dilatando el conflicto legal de la cuestionada obra Solución vial Guayasamín. 

La mejor alternativa es construir el túnel paralelo al existente, como fue el proyecto original. Tampoco se han construido estacionamientos, conformándose con instalar pórticos en los ingresos a los parqueaderos del parque de La Carolina, con un número de identificación, sin que esté en planes municipales construir nuevos sitios de parqueo, que podrían estar bajo la Av. de los Shyris, suprimiendo el actual, recuperando completamente esta avenida y contribuyendo a la seguridad de peatones y conductores. Esta solución podría replicarse en la Av. González Suárez, entre el colegio La Inmaculada y la plaza Churchill. Hay mucho por hacer para restaurar la movilidad en Quito y demasiado tiempo perdido.

Alfredo Sánchez Núñez