Cartas de lectores | La diplomacia en las independencias de América Latina
Ecuador, México, Nicaragua, Bolivia y Venezuela en la actualidad libran una batalla contra esta pandemia social
Los hechos independentistas se suscitaron después del 24 de mayo de 1822, concretándose en la primera presidencia del Ecuador, del venezolano Gral. Juan José Flores en 1830. De igual manera lo hicieron los Estados Unidos Mexicanos, que se independizaron también de los españoles el 17 septiembre de 1821, con el primer presidente mexicano, el Gral. José Fernández Félix (Guadalupe Victoria en 1824), quien proclamó la constitución e independencia con la participación del diplomático Dr. Vicente Rocafuerte y Bejarano, ecuatoriano/mexicano, que tuvo que nacionalizarse mexicano y fue nombrado por el gobierno de México en 1824 para que los represente como primer ministro plenipotenciario de la diplomacia mexicana para defender los temas diplomáticos de la independencia, en Inglaterra y resto de Europa. Luego, en 1834 se nombra al Dr. Vicente Rocafuerte y Bejarano, presidente del Ecuador.
Hace más de 200 años estos dos países se independizaron del yugo español, pueblos hermanos que se caracterizan por su afinidad con sus razas, costumbres, idiomas, religión, y una marcada idiosincrasia, etc. Pero del terrorismo, narcotráfico, corrupción y extorsiones aún no se han independizado, actividades nocivas para el desarrollo de la humanidad, especialmente para la población juvenil. Todavía existen pueblos que continúan en situaciones insostenibles, luchando contra estas pandemias sociales que son producto de las mafias internacionales, lo que perjudica a la sociedad de cada uno de estos países y está cimentándose en casi todos los demás de América Latina, que buscan su liberación e independencia definitiva. Ecuador, México, Nicaragua, Bolivia y Venezuela en la actualidad libran una batalla contra esta pandemia social. En fin, los países potencias determinan resultados de los países más débiles, y desprotegidos de los organismos internacionales, tanto de la ONU como de la OEA, que no han revisado sus resoluciones de hace 80 años atrás.
José Arrobo Reyes