Cartas de lectores | Todo cliente merece un buen trato
Una reflexión sobre el servicio en cafeterías, el trato desigual y cómo el corazón también influye al volver por un café
Cuando visitamos un lugar donde se expende café o té, a veces lo hacemos cargando con cierto grado de ‘chirez crónica’, y lógicamente eso se nota. Tanto así, que la mesera lo percibe y termina dejándonos varados en la mesa. ¿Por qué ocurre este fenómeno? Es evidente que hay otras mesas donde no hay uno, sino tres clientes, y, por lógica, la retribución económica será mayor. Sin embargo, ¿no debería el buen trato ser para todos por igual? Esta no es una crítica destructiva, sino constructiva.
Sería valioso que las meseras se dieran cuenta de quienes visitamos el sitio con frecuencia, y quizás haya una oportunidad de ser considerados, no subestimados. Ojalá el buen trato fuera expansivo y que los clientes también pudiéramos ser valorados, sobre todo cuando no solo vamos por el café sino porque estamos cautivados por la mesera. ¿O no? A veces, el amor es tan especial que, pese a ser objeto de una desconsideración, regresamos. Y no solo por el café, sino por el corazón de esa mesera tan linda. Por eso volvemos sin chistar.
Eduardo Jiménez