Cartas de lectores | No, no, no y no
Esta propuesta refleja la mala administración del país, que busca soluciones políticas a problemas de gestión
El mayor poder que otorga la democracia a los ciudadanos es la libertad de elegir y votar en igualdad de condiciones. Este derecho no debe desperdiciarse ni manipularse mediante engaños, pues la voluntad del pueblo sostiene la unidad del Estado. Resultaría incomprensible que un país renuncie voluntariamente a derechos fundamentales como educación, salud o trabajo, que dejarían de ser públicos para convertirse en privilegio de pocos. También se compromete la soberanía al permitir bases militares extranjeras, pues ello demuestra incapacidad de gobierno y nos expone a ser vistos como colonia o protectorado. La soberanía es absoluta, inalienable y pertenece al pueblo, según la Constitución.
Voto no: instalación de bases militares extranjeras. Estados Unidos afirma no buscar nuevas bases, pero atendería solicitudes de países que pidan ayuda. Aceptar una base extranjera es admitir dependencia y pérdida de autonomía. Nada de esto es gratuito: todo tiene un costo.
Voto no: eliminar el financiamiento estatal a los partidos políticos. Excluir a quienes no tienen recursos económicos es antidemocrático. El dinero no debe ser requisito para participar en política, pues el poder radica en el pueblo. Lo correcto es regular los fondos públicos para evitar corrupción y compra de votos, como decía José Mujica: “quien paga por votos no es político, es comerciante de conciencias”. Eliminar este financiamiento sería retroceder más de un siglo en derechos sociales y políticos.
Voto no: reducir el número de asambleístas. Provincias como Galápagos o Carchi necesitan más representantes para atender sus múltiples problemas. No se trata de gastar más o menos, sino de tener legisladores suficientes, honestos e idóneos para legislar por el bien común.
Voto no: convocar a una asamblea constituyente. Convocar una Constituyente en medio de una crisis económica y dependencia del FMI es improcedente. Implica varios procesos electorales costosos y, de ser rechazada, significaría un gasto inútil. Esta propuesta refleja la mala administración del país, que busca soluciones políticas a problemas de gestión.
César Antonio Jijón Sánchez