Cartas de lectores: Neutralizados
Que se sienta que el pueblo vive con bienestar, sin vencedores ni vencidos, sino con paz social
El país está neutralizado al no preverse soluciones para los graves problemas que enfrenta. Solo se aplican soluciones parche o curativas para el momento, sin implementar medidas inteligentes que, aunque no satisfagan a todos, sí podrían beneficiar a las grandes mayorías: el pueblo. No es aceptable que se entreguen beneficios a ciertos sectores, como los transportistas, cuando la eliminación del subsidio afecta a toda la población. Eso evidencia que, con el dinero de todos los ciudadanos, se cubren posibles pérdidas de negocios particulares o se incrementan ganancias no previstas. La reacción más común ante esos beneficios es el comentario: ‘me cayó del cielo’.
Mientras tanto, al resto de la población se la castiga, haciéndole pagar el alza de los combustibles, tanto directa como indirectamente, ya que también asumirá los aumentos en víveres y productos de primera necesidad. El llamado control de precios es una quimera: solo se aplica por breves días y en mercados pequeños, mientras en los grandes mercados, por el alza del combustible, los precios siguen subiendo. Negar esta realidad es como querer tapar el sol con un dedo.
De manera impulsiva, sin considerar las consecuencias, se empezaron a entregar compensaciones para justificar el incremento del diésel tras eliminar el subsidio. Estas acciones no han convencido, ni siquiera a quienes las reciben, pues son medidas de corto plazo, lo que inevitablemente plantea la pregunta: ¿y después?
Algunos intentan calmar la situación hablando de mesas de diálogo, pero estas han perdido respeto y credibilidad, ya que gobiernos anteriores, con la misma línea política, no cumplieron o lo hicieron a medias con lo acordado.
El Gobierno haría bien en reducir el incremento del diésel en no más de 20 centavos por galón, y programar aumentos graduales conforme mejore la economía y se generen fuentes de trabajo. Que se sienta que el pueblo vive con bienestar, sin vencedores ni vencidos, sino con paz social, dejando atrás retaliaciones de ambas partes.
César Antonio Jijón Sánchez