Cartas de lectores | Diciembre, olor de Navidad
Se olvidan del verdadero rey de la fiesta, del nacimiento de Jesús
Este es siempre un tiempo lleno de emociones, encuentros, celebraciones y de mucha actividad.
Llegan a todos los espacios los símbolos navideños, el rojo, el verde, las luces, con una mezcla de alegría y su toque de nostalgia.
En diciembre todo el mundo anda preocupado de los intercambios de regalos, posadas, planificación de la cena de Nochebuena o el almuerzo del 25; de la ropa que van a estrenar y presumir en las redes sociales, del pavo o del cerdo que van a comer, en fin de cosas banales.
Sin embargo, se olvidan del verdadero rey de la fiesta, del nacimiento de Jesús.
Las Navidades de antes no tenían lujos, pero tenían familias.
Todos corrían de un lado a otro, nadie estaba solo.
En la mesa no había celulares, había risas, abrazos reales, besos, de esos que no se dan por costumbre sino por cariño.
La cocina olía a comida; aunque no había mucho, había amor familiar.
Hoy hay familias separadas por palabras que nunca debieron decirse y por abrazos que se dejaron para después y nunca llegaron.
Hay distancia y orgullo acumulado.
Hay silencios que se alargan y sillas vacías.
La Navidad no se volvió fría, nosotros la enfriamos.
Tal vez es hora de decidir y dejar el orgullo, la codicia, y volver a unir lo que nunca debió romperse: la familia .
Navidad es tener a tu familia viva; saber que tienes a tus padres y a amigos que por los años se convirtieron en familia.
No olvidemos que estamos de regalo en este mundo y por esa razón debemos querer y servir a los demás.
Navidad es tiempo de amor, de paz, de reflexión y de encuentro con nuestro salvador.
Que el espíritu de la Navidad te inspire a construir paz día a día.
No olvidemos jamás que esta es una fiesta de la unidad universal.
Sara María Garaicoa Granizo