Carta de lectores: Mesa, flores, canciones y pan de muerto en Santa Elena
Solo quedará el recuerdo de los que ya se fueron antes, dejando estelas de añoranzas
En octubre los caminos de la comuna se cubren de flores de muerto y un aire de nostalgia embarga a los vivos en cada casa, recordando a los seres amados que se anticiparon al viaje eterno, dejando una estela de recuerdos que viven en el alma hasta ir a su encuentro.
Ya están en camino, pronto llegarán mis muertitos a disfrutar de la mesa de muerto que se colocará en una esquina de la casa, cubierta de ricos platos de las comidas que les gustaban en vida a los difuntos.
Las bebida y ricos potajes de la cocina ancestral se ponen de manifiesto en el Día de Difuntos. No faltarán el café colado, agua de hierbaluisa, colada de plátano o zapallo. Natilla, torta de camote o yuca, tortillas de maíz, maduro de gallina, tambores. El pescado asado, tallarín de camarón o ensalada de langosta.
Los muertitos vestidos de blanco llegarán atraído por el aroma de la sazón peninsular. Solo llegan y saborean. Después de dejar la casa sola y acudir al cementerio.
En la tarde llegarán familias enteras a muertear y se repartirá toda la comida entre los visitantes. Antes de saludar: “Ángeles somos del cielo venimos pan pedimos”.
Como ofrenda o vendaje de despedida se brinda porciones de pan que se van llenando en funda por los niños el primero de noviembre, cuando se celebra a los muertos chiquitos.
El 2 de noviembre los adultos harán el mismo ritual de recorrer calles y se respirará un ambiente de fiesta.
Flores de papel hechas por las abuelas se colocarán en las cruces de los cementerios de la comuna, velas encenderán unidos a plegaria para pedir por el descanso eterno.
Las guitarras desgarrarán sus notas, brindando serenata a tumbas olvidadas, entonando las canciones que le gustaban al difunto en vida.
Se brindará dulce de pechiche, ciruelas maduras, ricos mangos, mandarinas dulces y naranjas jugosas.
El Día de Difuntos en Santa Elena es especial. Las familias se reúnen o visitan para compartir la comida y bebidas, brindar frutas y terminar bailando, celebrando a la vida y a la muerte en cada rincón de Santa Elena. Solo quedará el recuerdo de los que ya se fueron antes, dejando estelas de añoranzas.
Evelio Patricio Reyes Tipán