Carta de Abraham Lincoln al profesor de su hijo

Transmítale una fe sublime al Creador y fe también en él mismo, porque solo entonces puede tener fe en los hombres. Sé que pido mucho, pero vea qué puede hacer, querido profesor

Sr. director, he recibido documentos de prestigiosos y apreciados amigos, entre ellos uno del Ab. Arturo Mancero Gando, que gracias a su prestigioso medio pongo en conocimiento de nuestro amado pueblo.

Estimado profesor: Él tiene que aprender que no todos los hombres son justos, no todos son verdaderos, pero por favor dígale que para cada villano hay un héroe, que para cada egoísta hay un líder dedicado. Enséñele que para cada enemigo, allí también habrá un amigo. Que es mejor obtener una moneda ganada con el sudor de su frente que una moneda robada. Enséñele a perder, pero también a disfrutar de la victoria; háblele de la envidia y sáquelo de ella; dele a conocer de la profunda alegría de la sonrisa silenciosa y a maravillarse con los libros, pero deje que él también aprenda con el cielo, las flores en el campo, las montañas y valles. En las bromas con amigos, explíquele que más vale una derrota honrosa que una victoria vergonzosa. Enséñele a creer en sí mismo, incluso si está solo frente a todo el mundo. A ser suave con los gentiles y a ser duro con los duros. A nunca entrar en un tren solo porque otros entraron. A escuchar a todos, pero en la hora de la verdad, decidir solo. A reír cuando esté triste y explíquele que los hombres también lloran. Enséñele a ignorar las multitudes que claman sangre y a luchar solo contra todo el mundo, si piensa que es justo. Trátelo bien pero no lo mime, ya que solo en la prueba de fuego se sabe que el acero es real. Déjelo tener el coraje de ser impaciente y a tener el coraje con paciencia. Transmítale una fe sublime al Creador y fe también en él mismo, porque solo entonces puede tener fe en los hombres. Sé que pido mucho, pero vea qué puede hacer, querido profesor.

Jorge R. Morán Mosquera