Cartas de lectores

La agenda rusa

Como Stalin, Putin siente un profundo desprecio por los sofisticados elitistas occidentales: ninguno puede patear, boxear, pescar, disparar o cabalgar con el torso descubierto como él lo hace

El presidente Putin siente que su país fue una vez una gran potencia -sobre todo temida-, pero ya no lo es. Él sabe que mientras más tiempo las repúblicas se occidentalicen y se acostumbren a la democracia más difícil será coaccionarlas para que se conviertan de nuevo satélites de la Madre Rusia. Y considera que nuestra cultura occidental es tan decadente que no responderá a sus agresiones. Por ello sigue haciendo de las suyas como el niño que moja la oreja de un adversario para humillarlo y provocar una reacción de violencia. Como Stalin, Putin siente un profundo desprecio por los sofisticados elitistas occidentales: ninguno puede patear, boxear, pescar, disparar o cabalgar con el torso descubierto como él lo hace.

Alfredo Cepero