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Tiffany Oñate
Modelo o personaje de cuento de hadas. La magia siempre está con ella.Montaje: Miguel A. Rodríguez // EXPRESO

Tiffany Oñate: "Que las niñas me vean vestida de princesa es mi parte favorita"

Además de la faceta de modelo, explaya su lado artístico en un emprendimiento en el que mantiene la ilusión de las más pequeñas del hogar.

Sus grandes ojos verdes, rostro ovalado y versatilidad ante la cámara convirtieron a esta guayaquileña en una de las modelos más interesantes de los editoriales y campañas a nivel local. Aprendió con Coco Rocha, la top model más cotizada de las semanas de la Moda y protagonista de portadas de Vogue. Por eso, quien fotografía a Tiffany Oñate (23) debe estar preparado para capturar sus saltos, movimientos y expresiones cada vez que la alumbra el flash.

Sin embargo, fuera de producciones, uno descubre la dualidad de sus pasiones. Es una artista (y con alma de emprendedora) capaz de transmitir la magia de Disney a cualquiera que lleve una niña interna.

Dice que el teatro y la danza fueron primero. Desde la adolescencia, aquellas clases le ayudaron a dejar a un lado su timidez. Luego, a los 15 años, llegaron las clases de modelaje con Denisse Klein. A corta edad ya posaba para marcas de diseñadores y tiendas departamentales del país.

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Cuando miro atrás, me sorprende cómo, siendo una niña tímida a la que le daba miedo hablar en público, ahora no le temo a eso. Ha sido un proceso en el que sigo trabajando pero he avanzado bastante”, afirma.

Con ello llegó su interés por el mundo de la comunicación social. Al terminar el colegio no dudó en seguir esa carrera de la cual ya es tecnóloga y está próxima a graduarse como periodista.

Mientras tanto, su nombre iba sonando en certámenes de belleza como Reina de Guayaquil. Tiempo después, gracias a su desenvolvimiento, ganó el concurso organizado por una reconocida marca internacional de shampoo, lo que le permitió viajar a Argentina para representar a Ecuador y reunirse con otras latinas.

Tras esas experiencias en las que descubrió su potencial, decidió inscribirse en el masterclass de Coco Rocha en New York. Desde entonces, cada vez que se para frente a una cámara, hay un giro de 180 grados.

Tiffany, quien también ha posado para editoriales de revista Semana de diario EXPRESO, comenzó a demostrar su versatilidad ante el click. Pero esa es solo parte de la historia.

  • Convertida en princesa

Su primera conexión con Disney se dio a los 4 años, cuando visitó los shows del parque de diversiones en la Florida y, desde entonces, adora regresar a Orlando. Sin embargo, dice, “de niña no me enganché con la historia de sus princesas, eso fue hace poco” y agrega que, de todas ellas, Elsa, de Frozen, es quien más mensajes le transmite.

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Al inicio de la trama, ella vive llena de miedos porque no es capaz de controlar sus poderes, pero luego descubre lo maravillosos que son y les saca ventaja. Solo debía confiar en sí misma. De una u otra forma lo relacioné a la etapa en que superé mi timidez”, confiesa.

Eso la acercó a querer entender mejor a aquellas mujeres de los cuentos. Era como si el destino hubiera estado marcado pues, con el tiempo, los caminos la llevaron a participar en empresas de animación de eventos, en los que, claro está, se personificaba a las princesas de Disney.

Empezó el proceso de prueba y error. “No era de la forma que me hubiese gustado mostrarlas, así que renuncié y comencé a ver tutoriales para aprender a caracterizarlos mejor”.

Después de imponerse en las redes sociales, donde miles de personas fueron testigos de cómo recreaba a estas hermosas mujeres, se lanzó a emprender. “Siempre he tenido la costumbre de ahorrar, así que invertí el dinero que ganaba como modelo para traer los vestidos desde el exterior, igual que pelucas y accesorios como lentes de contacto. Habilité una habitación de mi casa y ahí organicé todo esto que iba comprando, además de otros elementos como telas que sirven de fondo para videos y fotos hasta una cámara de burbujas y de nieve”.

Ese es el principio de Tiffney, su emprendimiento, aquel que con su magia recrea un mundo de fantasía en el que todo el que quiera está invitado a soñar.

¿Modelar o caracterizar?

Asegura que producirse para uno de sus shows le toma cerca de dos horas. No solo se trata del maquillaje, sino de peinar las pelucas para que luzcan impecables y, por supuesto, vestirse. “Yo misma hago todo”, aclara.

Cuando se le pregunta qué le apasiona más, si modelar o caracterizar, hace una pausa, lo piensa y concluye que ambas actividades están en la misma balanza.Son dos partes de mí muy diferentes. Cuando modelo o estoy en pasarela soy yo. Hay mucha actitud, seguridad, sensualidad. Pero cuando estoy interpretando una princesa dejo de ser Tiffany y paso a ser Rapunzel, Elsa, Ariel o cualquiera de ellas. Desde los movimientos de mis brazos hasta cómo modulo la voz”.

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Es todo un arte. Las niñas lo entienden y lo demuestran con sus expresiones de sorpresa cuando Tiffany las visita para animar una fiesta o, simplemente, para acompañarlas en la lectura de cuentos o bailar al puro estilo de Disney. “Ver sus caras de emoción es el mejor momento, es mi parte favorita”.

Cuando el show se acaba, Tiffany suelta al personaje, pero su amor por ese mundo en el que los sueños se hacen realidad jamás se marcha.