En ella no ha habido fronteras físicas ni mentales, cuando de buscar respuestas se trata. Aquella búsqueda de los constantes porqués es la que, de una u otra forma,  alimentó su espíritu.

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Es Patricia Jurado (50), quien de modo profesional se ha dedicado a ser instructora de kabbalah desde hace casi dos décadas. Y es en ese camino que ha ido emprendiendo para dar luz a otras personas.

Lo hace a través de la Fundación Kabbalah Ecuador, de la cual es directora. A la par, ha escrito libros (ya va por el tercero) y se venden en todo el mundo. A esto se le suma el pódcast ‘Kabbalah es simple’, en el que enseña cómo aplicar los conceptos a la vida cotidiana desde la crianza hasta cómo armonizar los espacios basados en esa sabiduría milenaria.

Pero sus días no se centran solo en eso, además es filántropa en varias causas sociales, y sobre todo, es mamá, hija y esposa. Es un ser humano que después de algunas caídas encontró el sentido de su vida, y ayuda a los demás también a lograrlo.

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• SOBRE MEDIO ORIENTE

En ese camino de autodescubrimiento y encontrar respuestas, ha recorrido diferentes países y tomado cursos con diferentes maestros. Entre esos lugares estuvo Israel.

“Es el corazón espiritual del mundo. Tiene una energía que realmente te afecta de manera positiva a nivel mental... El hecho de ver árboles en medio del desierto te muestra el valor de la determinación del ser humano”, explica.

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Si le dan a elegir el lugar que más le impactó fue la iglesia del Santo Sepulcro que es donde estuvo enterrado Jesús. “Tal vez por mi tradición católica, lo sentí, energéticamente muy potente”, dice.

Debido a la crisis actual entre Israel y Palestina, menciona que por el momento no están recibiendo clases online de los maestros que están allá. “Nosotros, mientras tanto, hacemos mucha meditación para lograr que haya diálogo. No se trata de estar a favor de un bando o del otro, sino que se dé la paz”.

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• CRECER A PARTIR DE LA CRISIS

Su búsqueda espiritual vino desde chica. Patricia recuerda cómo la llenaba de preguntas -un tanto incómodas- a su madre. ”¿Para qué estoy en el mundo?”, “¿por qué la gente muere?”, “¿qué hay después de la muerte?”, entre otras cuestionantes.

Eso hizo que a los 15 años empezara experimentar los beneficios de la meditación y yoga. Pero no se 'casó' con ninguna. De ambas dice haber absorbido algo o incorporado un poco a su vida. Pero no la satisfacían del todo.

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“Cuando salía del estado meditativo, logrado en la sala de yoga, no podía mantenerlo. Volvía a tomar decisiones impulsivas o a tener un carácter intolerable...”, ejemplifica.

Su salud también la ponía a prueba. De niña padeció asma severo al punto de tener que estar con cuidados y medicamentos rigurosos. Y tiempo después lo personal también tambaleó y, cayó en crisis.

Fue ahí cuando el kabbalah empezó de a poco a tomar presencia en su vida. Un artículo que llegó a su e-mail fue el punto de partida para que en cada viaje que hiciera buscara libros para autoeducarse y “sacar la semilla tóxica” para lograr el giro de 180 grados a su vida.

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Así, educándose, estuvo ocho años, hasta que decidió crear la Fundación Kabbalah Ecuador, con el fin de tener maestros invitados para difundir la sabiduría de manera rápida, efectiva y sobre todo abierta a todo el que desee aprenderla. Al día de hoy tienen estudiantes de Canadá, España, Argentina y más países.

“Lo que me interesa es que la gente sea más humana. Que pueda ser y vivir libre”, explica. Y añade, “el kabbalah es una guía que te hace crecer espiritualmente para ser mejor persona. Y el bien que produce es extraordinario. Ver los cambios en la salud, en la relación consigo mismos o con la pareja... Todo eso me hace ver que el esfuerzo ha valido la pena”.

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• DE ALMA EMPRENDEDORA

Ante las invitaciones a compartir su conocimiento en otros lares, se formó no solo como profesora de kabbalah, sino que también se certificó para ser conferencista internacional, y lo hizo de la mano de Ismael Cala.

Luego vino el ímpetu por escribir. En los días puertas adentro por el confinamiento del COVID-19, escribió su primer libro que lo llamó “7 Principios Kabbalistas para educar a nuestros hijos”, basado en las enseñanzas de Abraham Abulafia. Fue creado como una guía práctica de autotransformación a través de la paternidad y escrito en un lenguaje comprensible incluso para quienes no estudian esta disciplina. Su hija, quien de hecho también es mentora, le ayudó en la traducción al inglés de este primer libro.

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Después vino el segundo: “Kabbalah para todos, incluso para ti que no eres judío”, el cual también está en Amazon y se vende a nivel mundial.

Pero sus proyectos no quedaron solo allí. En el 2021, creó la escuela de formación de terapeutas de Kabbalah de casa y ya ha podido graduar a más de 35 estudiantes.

Así es como ha construido una marca que da credibilidad. Y no va sola. Ha podido generar empleo y tiene un equipo de cinco personas, que cubren áreas desde marketing, contabilidad y más.

“El pódcast no es monetizado, pero gracias a eso vino la internacionalización y el crecimiento de la marca. El 40 % de mi audiencia está en México... El Instagram también ayudó y con ambas plataformas he formado comunidad”, explica. Si bien se dirige para ambos géneros ha notado que la mujer es la que más busca este tipo de contenidos o cursos.

“La mujeres somos naturalmente más abiertas a la espiritualidad, al autoconocimiento, a las terapias psicológicas, a todo lo que nos ayude reconectar con ese poder interno... Sin embargo, cada vez se van sumando varones a las clases. Están entendiendo que deben autoconocerse, ese es el tipo de hombres que se necesita urgente hoy en día”.

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