
Crítica de cine. 'Pequeñas cosas como estas', ¿logra retratar la realidad?
Pequeñas cosas como estas: un retrato impactante y silencioso de la hipocresía moral en la Irlanda de los años 80
New Ross, Wexford, sureste de Irlanda, víspera de la Navidad de 1985. El taciturno Bill Furlong (Cillian -léase Kilian– Murphy, Óscar al mejor actor por Oppenheimer / Louis Kirwan en su juventud) comercia en carbón y leña. Allí habita con su esposa, Eileen (Eileen Walsh) y sus cinco hijas.
La comunidad vive su inopia. Sin embargo, Bill paga a sus trabajadores un jornal aceptable. Sus hijas van al seminario católico establecido en el monasterio regentado por monjas. La mayor, Kathleen (Liadán Dunlea), ayuda en el departamento contable de la empresa y sueña con ir a la universidad.
Un día, cuando Bill entrega carbón a la abadía, es testigo del marrullero ingreso de una joven embarazada. El poblado sabe que allí se aceptan mujeres en estado de preñez, lo cual lleva a Bill a mirar su pasado y entonces revivirán su madre, Sarah (Agnes O’Casey), el peón llamado Ned (Mark McKenna), la señora Wilson (Michelle Fairley), Mary (Emily Watson), religiosa corrupta, y Sarah (Zara Devlin).
La crítica de Jorge Suárez
Drama histórico basado en la novela escrita en 2021 por la irlandesa Claire Keegan y ganadora del Premio Orwell (inspirado en las obras de George Orwell, 1984, Rebelión en la granja). La trama se refiere a quienes se convirtieron en víctimas de las llamadas Lavanderas de la Magdalena.
“Tanto su título como su contenido sirven para demostrar que todos somos capaces de hacer lo correcto y que tanto la bondad como la miseria pueden transmitirse de persona a persona o esconderlas para no verlas” (Wikipedia, abril 23 del 2025).
Este pequeño prólogo se inserta para una mayor comprensión del largometraje (98 minutos), que dirige el belga Tim Mielants, con guion de la dramaturga Enda Walsh, cinematografía de Frank van den Eeden, editada por Alain Dessauvage y música de Senjan Jansen. Afianzándose su producción durante el rodaje de Oppenheimer (2023), luego de una conversación de Murphy con los actores Matt Damon y Ben Affleck, ahora productores de esta película.
Uno de los aciertos de Pequeñas cosas como estas es su banda sonora. Así, escuchamos primero el tañer de las campanas con que abren y cierran el filme: humildes… para demostrar luego, amonestaciones convertidas en vigilia moral. También el surgir de voces lejanas, el llorar de bebés, el sonar de un aparato radial encendido y un jadeante respirar de Bill, angustiado al conocer la verdad.
Las actuaciones van a lo grande. Murphy imbuye a su personaje con ensimismamiento, silencios que esconden perplejidades, reflejos de una persona callada. Eileen Walsh se convierte en el ser humano al cual la verdad no hiere, más bien le permite ver la vida tal cual es, que prefiere seguir la corriente a quienes son criticables porque mejor es vivir en paz.
Emily Watson, como la madre María, está en uno de sus mejores momentos: ella es la monja que disimula su crueldad, que recurre al soborno para comprar silencios, que no aceptará cambiar sistemas laborales, aunque prime el dolor humano. Su voz es siempre amable, pero su mirada es un témpano de hielo, eco fiel de la hipocresía. Por su actuación ganó un premio en el último Festival de Cine de Berlín.
Sin embargo, la cinta muestra excesivos flashbacks, tantos, que llegan a confundir al cinéfilo, pues al menor descuido ignorará la secuencia o podría no entenderla. Rescata su valía por la forma en que se manejan las cámaras, trocadas en “ojos” por la forma acuciosa en que realiza sus tomas hasta convertirlas en meditación sobre la moral de aquellas décadas.
Y, sobre todo, el escarnio que sufrieron esas muchachas que, por descuido y pasión, resultaron preñadas y, siendo solteras, “caían en desgracia”. La solución era ingresarlas al convento, perder a sus hijos en adopciones furtivas y dedicarse a lavar ropa ajena.
Para cerrar, una estrofa de la canción creada por Joni Mitchell (Roberta Joan Anderson) titulada Lavanderías de Magdalena: “Sabía que no estaba destinada al cielo / Sería arrojada a la vergüenza / en las lavanderías de María Magdalena / La mayoría de las chicas vienen aquí embarazadas (…)”.
- Calificación: * * * 1/2
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