Posturas divididas. Mientras la Contraloría continúa con el caso de las vallas, cuyo último informe reveló que no se recaudaron $ 2,3 millones y señaló que no hubo coordinación ni supervisión por parte de direcciones municipales, EXPRESO quiso conocer las reacciones de los líderes de los gremios locales. Mientras unos cuestionan, otros enmudecen.

Por ejemplo, Marlon Cabrera, presidente del Observatorio Ciudadano de Servicios Públicos, lamenta que no exista una auditoría pública en torno a este caso, uno de los más sonados en la administración de la aún alcaldesa Cynthia Viteri.

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Cabrera ‘sazona’ sus argumentos con un oficio que muestra a este Diario, dirigido a la funcionaria en mayo de 2021, y en el que le solicitó conocer “cómo se están utilizando los recursos”, mediante una auditoría pública. Sin embargo, a pesar de que ha insistido, asegura que hasta ahora no ha obtenido alguna contestación.

“Solicitamos los detalles, a quién o quiénes se les facilitaron los contratos, si están vinculados o no. ¿Qué sentimos? Que falta una apertura de información, que debe ser pública. No es una cuestión que nos inventamos, aquí está el documento”, puntualiza.

El también ingeniero químico, tras conocer que no se realizaron controles, como lo determinó la Contraloría, comenta que ahora es la oportunidad para que las entidades públicas, en este caso el Municipio, demuestren cómo se dieron los contratos, cuál fue la fiscalización y qué pasó con ese dinero. “Y ahora que se viene una nueva administración, debe tomar en cuenta la opinión de las asambleas ciudadanas”, agrega Cabrera.

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Propone que cuando el Concejo Cantonal sesione (actualmente lo hace los jueves), puedan estar los representantes de las mencionadas asambleas ciudadanas, para que sus reclamos lleguen a la mesa de los ediles. Es preciso recordar que en estas sesiones, los concejales aprueban ordenanzas, las reforman y se toman decisiones sustanciales para Guayaquil.

En tanto, EXPRESO se contactó con el equipo de Comunicación de la Cámara de Comercio de Guayaquil (CCG), cuyo titular es Miguel Ángel González, pero indicó que “no nos compete el tema; no nos vamos a pronunciar”.

Sin embargo, la Cámara sí ha reaccionado frente al tema de las vallas. Fue en junio de 2021, cuando a través de una carta dirigida a la alcaldesa, González le solicitó que se regularicen de una vez por todas los rótulos instalados sin autorización en la ciudad.

Que el sector les ha informado que existen vallas publicitarias que no cuentan con los permisos para su funcionamiento y operación; y que la situación propicia un ambiente de desigualdad entre los competidores del rubro, puesto que no todos estarían cumpliendo las disposiciones regulatorias y las obligaciones impositivas, dejando en una situación de desventaja a los empresarios que sí acatan las normas, le explicó.

En la misiva, González además exhortó a seguir concursos públicos para la adjudicación de espacios a aquellos solicitantes que cumplan de mejor manera en este tema, con políticas de responsabilidad ambiental y prácticas empresariales. No obstante, ahora González prefiere no pronunciarse.

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Este Diario también contactó vía WhatsApp a Efrén Baquerizo, quien figura como director de Uso del Espacio y Vía Pública del Municipio, dirección que, según un apartado de las conclusiones de la Contraloría, “no vigiló ni efectuó el cumplimiento de la ordenanza”.

En dicha red social el funcionario contestó que “estos temas tienen que ser canalizados por el departamento de prensa del Cabildo”. En efecto, se envió una solicitud de entrevista al funcionario a dicha dependencia, pero hasta el cierre de este artículo no hubo respuesta.

Mientras que en un recorrido por la ciudad se constató que continúan los huecos o los plintos donde se levantaron algunos de estos monumentales rótulos. Se los ve en parterres o aceras, obstaculizando la vía pública y hasta generando peligro, por sus tornillos apuntando al cielo. Están allí como si fuesen otros ‘monumentos’ de la urbe.

Es preciso recordar que en octubre de 2022, Cynthia Viteri respondió a EXPRESO que se estaban desmontando alrededor de 90 vallas publicitarias que no contaban con permisos y que por sus características no pueden regularizarse. Manifestó que en esos espacios se sembraron árboles de especies autóctonas del bosque seco.

Pero la realidad es que todavía quedan espacios en las calles de Guayaquil a los que no llegan los árboles. Entre los puntos donde se encuentran estos grandes obstáculos, ya sea hoyos o bases de concreto, figuran arterias como la avenida Carlos Julio Arosemena, del Bombero o la vía a Daule.

El caso continúa.