Cristian Martínez camina de forma frecuente por la calle Hermano Miguel, en el norte de la ciudad. A veces lo hace bajo un sol inclemente, por lo que acostumbra a comprar botellas con agua. Una vez que termina de beber, se guarda el residuo de plástico hasta llegar a su destino, pues a lo largo de esa vía no hay tachos de basura públicos.

La falta de estos objetos se replica en diversas vías de Guayaquil, sobre todo en aquellas por las cuales no ha cruzado la otrora regeneración urbana.

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“Hay tiendas que tienen tachitos o botes de basura y aprovecho para tirar ahí. Pero veo que mucha gente bota fundas de galletas, las botellas en la calle. Es un tema de cultura también, va de la mano lo uno con lo otro”, considera Martínez.

Además de que en zonas no regeneradas son escasos los sitios para depositar la basura, hay reparos a la forma en que se recogen y procesan los desechos que producen los ciudadanos.

Ricardo Sandoya, urbanista y subdecano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Guayaquil, explica que las políticas públicas, que deben ser generadas por el Gobierno local respecto al tema, deben estar enfocadas en un correcto procesamiento de los desechos.

“Si tiene una política establecida, mucho más amplia y concreta, uno podría ya definir qué se hacen con los desechos orgánicos que procesan las familias, las urbanizaciones, residentes. O cómo yo proceso el desalojo de construcciones, o cómo puedo procesar también el desalojo de instituciones médicas”, analiza el arquitecto.

Explica que, precisamente a través de estos mecanismos, se puede determinar si las zonas residenciales deben poseer contenedores para los desechos.

Katherine Flores, arquitecta y catedrática, puntualiza que a nivel de ciudad, “las aceras no tienen el ancho adecuado para los contenedores”. Además, que la flota de vehículos encargados de recoger la basura deben ser aptos para ese tipo de depósito de desechos.

Sobre los pequeños tachos, ambos profesionales coinciden en que no basta con su instalación en diversas vías de la ciudad, sino que su uso conlleve una separación adecuada de desechos.

Xavier Salgado, ambientalista y presidente de Medio Ambiente Sustentable, explica que la escasez de contenedores y botes de basura en las vías ha generado un hacinamiento de desechos, tema que padece la ciudad desde hace varios años.

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“Eso nos genera contaminación por ratas, moscas, bacterias y múltiples enfermedades como la salmonelosis, tifoidea, cólera, entre otros; además de contaminar nuestras cuencas hídricas, porque esta mala disposición se va por los conductos de aguas lluvias y se desplazan a las cuencas hídricas”, refiere el ambientalista.

Que la política pública no debe dejar de lado la educación a la ciudadanía, reitera Sandoya. “Los temas de comunicación van a ser cruciales. El chip cultural se lo ajusta con políticas que fomenten eso, pero si no hay, difícilmente funciona”.

“Que la gente conozca mejor cómo se puede procesar la basura nos ayudará como ciudad. Pero es urgente que tengamos más tachos”, reflexionó Martínez.

Este Diario intentó contactarse con voceros de Urvaseo para conocer su postura respecto al tema. Hasta el cierre de esta nota, no hubo respuesta.

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