Es un problema de cerca de 800 metros y que irrita a los peatones y residentes de dos ciudadelas del norte de Guayaquil: Urdenor 1 y la sexta etapa de la Alborada. Se trata de la zanja que contiene aguas negras que arrastran botellas, ramas, tarrinas, y cuyos desagradables olores atraviesan fácilmente las mascarillas de los ciudadanos que se atreven a caminar por la zona.

En sus rostros se dibuja una expresión de enojo, pues esta problemática la han venido denunciando desde hace varios años, sin hallar una solución. Cansados de no obtener resultados, 28 vecinos de Urdenor 1 establecieron, en noviembre de 2020, una asociación comunitaria con el propósito de que el Municipio analice la construcción de un ducto cajón para poner fin a los malos olores.

La agrupación calcula que unas 300 familias habitan en la ciudadela, pero ya cuentan con el respaldo de 100 moradores cuyas rúbricas se adjuntan en esta petición, que será entregada el próximo lunes al Cabildo. Durante hoy y mañana esperan que se sumen más vecinos.

Nancy Quevedo, moradora desde hace 25 años, es una de las cabezas de la cruzada. Ella es la vicepresidenta de la asociación y está harta de observar a distintas personas que arrojan desechos al canal a cualquier hora. Afirma que llegan hasta en camionetas para lanzar materiales de construcción o sacos de basura.

“Esto se ha convertido en un basurero público y ya no se soporta el hedor. La atención que tenemos es que podan los árboles, pero eso no es la solución definitiva a este problema denunciado desde hace años. Hasta animales muertos hemos visto”, precisa Quevedo, al recordar que otra de las solicitudes es que la autoridad aproveche los alrededores del sitio para acondicionar un parque lineal.

Agrega que en las inmediaciones hay especies como iguanas y decenas de árboles, pero lamenta que ese escenario se contraponga con la imagen de las aguas negras y que ahuyente a quienes procuran dar caminatas o sacar a pasear a sus mascotas.

De eso da cuenta Marina Quejada, otra residente, quien se muestra inquieta por no poder hacer actividades deportivas con tranquilidad como ella quisiera. Al igual que su vecina, dice que la zona constituye un pequeño bosque donde se le puede dar cabida a un parque lineal como el de la Kennedy Norte, ya que en el barrio hay muchos residentes con perros.

“El entorno es lindo, verde, sin embargo no puedo caminar por la pestilencia. Así como está, no apetece ni mirarlo. Es una pena que se encuentre así”, se queja la moradora y hace énfasis en que hay vecinos que, a pesar de los insultos que reciben, les llaman la atención a quienes arrojan los desechos. Sin embargo, resulta insuficiente.

Aunque los requerimientos llegarán al Municipio el lunes, Diario EXPRESO le consultó a la entidad si es factible dicha obra y cuáles han sido las atenciones que se han ejecutado en este punto de la ciudad. Hasta el cierre de este reportaje las respuestas no llegaron. Lo mismo ocurrió con el pedido de que se aproveche el arbolado para transformar el espacio en un parque lineal: silencio.

La propuesta del área verde también está detallada en el oficio y no solo la solicitan para rescatar la zona sino que de esta manera, concuerdan, servirá para alejar a la delincuencia, otro problema que afecta al vecindario y que este Diario ha registrado en sus páginas en anteriores reportajes.

Eduardo Salazar, presidente del comité, reconoce que ahora el barrio está más unido y espera que el Cabildo atienda su solicitud. Sostiene que estas obras son cruciales, ya que las áreas verdes de la ciudadela son pequeñas, con escasos árboles y pocos juegos.

“Hay insalubridad. El personal municipal fumiga, sí, pero esto es un foco permanente de infección, con o sin lluvias. Esperamos que nos atiendan, ya que no solo favorecerá a Urdenor 1 sino a la Alborada”, asevera.