El desarrollo comercial que en los últimos cinco años ha tenido la ciudadela Álamos Norte, aledaña a El Cóndor y la décima etapa de la Alborada, ha sido vista con buenos ojos por los habitantes que hasta entonces se veían obligados a recorrer otros barrios para comer fuera de casa, comprar un dulce o ir al médico. Ahora todos los servicios están a su alcance, sin embargo -advierten- lidiar con la irresponsabilidad y los conductores, que ahora son más (teniendo en cuenta ese desarrollo), se está volviendo una pesadilla.

“A partir de las 18:00, las calles principales son una locura. Caóticas. Se te lanzan encima, nadie respeta nada, hasta en las veredas te toca ir zigzagueando y no solo a la gente”, advierte José Cárdenas, habitante del vecindario; que se queja no solo de ver cómo los autos se estacionan aún cuando hay letreros que prohíben hacerlo en ciertos puntos; sino de cómo los motociclistas se trepan las veredas para acortar camino e ir contravía para llegar a sus destinos.

La noche de pasado jueves, EXPRESO hizo un recorrido por las calles Destacamento Base Sur y Primer Pasaje 10 N-0, las más conflictivas de 18:00 a 20:00, y vio cómo lo detallado por Cárdenas se cumplía y repetía. Los conductores de motos apenas tocaban la bocina para alertar de su paso, y mientras tanto los peatones se pegaban a las paredes de las tiendas y farmacias para protegerse.

“Son unas bestias. Nos están fregando el espacio público. Si el irrespeto por parte de ciertos conductores sigue siendo el mismo, nos tocará jugar a ser arqueros: ver los vehículos y lanzarte a la derecha o la izquierda para evitar que te topen. ¿Es absurdo, no?”, cuestiona Ronald Iglesias, también habitante del vecindario; que solicita a los agentes de la Agencia de Tránsito y Movilidad (ATM) que aparezcan.

Nunca están, sentencia. “Y los necesitamos, urge su presencia, para que ordenen las vías y sobre todo multen a los infractores...”. En la intersección de las calles antes citadas, al menos del lado de la Destacamento Base Sur donde hay vías de dos carriles en ambos lados de la calle, hay ocho semáforos, incluidos los que marcan el tiempo que tiene para cruzar el peatón, pero aún así las infracciones se cometen de forma frecuente.

Frente a esta situación, EXPRESO preguntó a la ATM qué medidas tomarán de forma inmediata, y aseguró que se incrementarán las rondas motorizadas para ejercer mayor control en el sitio. Sobre la colocación de cámaras, otro pedido de los residentes, dijo que se analizará la medida.

“La ATM actualmente cuenta con 302 cámaras instaladas exclusivamente para monitoreo en las principales vías de la ciudad, en futuros proyectos se podría considerar esta y otras zonas conflictivas. Sin embargo, esto debe ser analizado previamente para verificar cuáles son los puntos prioritarios para la atención”, indicó a EXPRESO el general Luis Lalama, director de Control de Tránsito.

Pero para los moradores resulta fundamental que se agiliten los procesos. Y es que ese desinterés por parte de la autoridad, como califica Elizabeth Zevallos, habitante del condominio Portón del Álamos, a esa falta de acciones “evidentes y necesarias”, a su juicio solo volverá más complejo desplazarse por el barrio.

“Hasta hace dos meses por aquí era imposible ver rodar a las tricimotos y ahora lo hacen. ¿Está permitido? No”, cuestiona; al asegurar que con ellas existe el riesgo de que aumente también la inseguridad, puesto que -como ha contado EXPRESO- en zonas como Los Vergeles y Las Orquídeas, se han reportado casos en los que los delincuentes las usan para robar.

Solo durante el recorrido, este Diario vio tres, y ayer a plena luz del día vio dos y no solo circulando por las vías internas del vecindario, sino estacionadas sobre las veredas o deambulando por la avenida 8 N-0, cerca ya de la Francisco de Orellana. Otro punto conflictivo, donde es común además estacionarse en sitios donde está prohibido, precisamente para evitar los congestionamientos.

Daniel Romero, quien habita en El Cóndor, se suma al llamado de sus vecinos. Él tilda como la “peor de las acciones”, el hecho de que algunos motociclistas, además de ir sobre las veredas, lo hagan en contravía. “Es bestial lo que hacen. Ya de por sí, como pasa en toda la ciudad, no hay veredas. Con esos gestos, hay menos. Y es una pena, porque luego de tanto silencio finalmente los Álamos ha empezado a llenarse de sitios que facilitan el encuentro entre amigos...”, resaltó.