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Un muestra de las clases que reciben por Zoom los jubilados.Cortesía

El impago de sueldos del Estado tiene efectos colaterales en los adultos mayores

Los instructores de talleres activos de los jubilados del IESS llevan cinco meses sin recibir su paga

Rosa Heredia padece algunas dolencias y enfermedades: es diabética, hipertensa, tiene un problema coronario de las arterias, seis hernias discales e hipermetropía. Sin embargo, a sus 71 años de edad, esta guayaquileña ha encontrado la clave para sobrellevar sus enfermedades sin que las sienta, a través de talleres de bailoterapia, yoga y otros ejercicios físicos y mentales. “Con las clases que recibo de mis instructores, puedo mantener el equilibrio de mi estado físico. Me ayudan mucho”, menciona.

No es la única que cada día espera con entusiasmo las clases virtuales para mantenerse activa. Gardenia Medina de 77 años también lo hace. Ella tiene una enfermedad crónica en su corazón que incluso la hizo desistir de su trabajo, antes de tener la edad de jubilación. Si hay algo que la mantiene con la mente positiva y el cuerpo activo, para no decaer por su estado de salud y por la pena de saber que mucha gente, incluso amigos suyos, han muerto a causa de la pandemia del coronavirus, son las clases de bordado que recibe a diario por Zoom.

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“Yo soy una bomba de tiempo. Mi corazón puede pararse en cualquier momento y a pesar de saber eso, he estado feliz porque las clases me suben el ánimo. Y como a otros compañeros, me mantienen viva”, detalla a EXPRESO.

Ambas son parte de los cerca de 1.800 adultos mayores que reciben clases permanentes en los talleres de Atención al Adulto Mayor, para los jubilados del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), en Guayaquil.

Las clases que reciben los jubilados en este programa son bailoterapia, manualidades, danza folclórica, coro, guitarra, teatro, pintura, ajedrez, gimnasia, estimulación de la memoria, bordado, servicios de enfermería, entre otros. Antes de la pandemia, estos talleres se realizaban de forma presencial en los edificios de los diferentes centros que hay en la ciudad.

Pero este tratamiento gerontológico, en al menos, los dos últimos meses, parece haber bajado su productividad. Y no porque las clases hayan bajado su calidad o reducido su tiempo, sino porque los ánimos de los jubilados han decaído y algunos incluso han empeorado en su estado de salud. Es que hay una preocupación que los atormenta y que cada día se agudiza, según cuentan: sus instructores no reciben sus sueldos desde hace cinco meses.

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Este impago lo arrastran desde que inició la pandemia el IESS. Son 47 profesores que dan los talleres. Para pagarles, los coordinadores les han pedido a cada jubilado escribir en un cartel el nombre y número de cédula de cada uno de los maestros, hacer un video y foto con ello y enviarlo a un grupo de WhatsApp.

“Hemos repetido varias veces esa tarea para que les paguen a nuestros instructores pero no lo hacen. Si no les pagan, con tanto tiempo que ha pasado, muchos de ellos se verán obligados a dejar el trabajo y nosotros nos quedaremos sin esos talleres que son nuestras terapias. Además ellos nos conocen, hemos creado un lazo de amistad. Yo sufro de los nervios y esta situación ha empeorado mi estado. La enfermera, otra de las instructoras, ya no tiene dinero para venir a nuestras casas a ponernos inyecciones y sueros, revisarnos la presión, porque no le pagan”, reclama Janette Avilés, otras de las jubiladas.

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Una de las jubiladas con los carteles como apoyo para el pago de los sueldos de los instructores.Cortesía

Entre los alumnos hay personas de hasta 92 años y muchos tienen enfermedades delicadas como alzheimer, cuenta Avilés. Aún así, la preocupación de quedarse sin su recreación diaria los ha llevado a plantearse realizar en la calle una manifestación, pero por el miedo a los contagios del virus, sus familiares se los han impedido.

“Al no pagarles a los instructores, el Seguro nos están quitando un derecho que nos corresponde como jubilados, por nuestras aportaciones. Y si no recibimos las clases nos vamos a enfermar, nos vamos a deprimir”, reclama Gardenia Chico, otra alumna de los centros de Atención al Adulto Mayor.

Uno de los instructores, quien prefirió no ser identificado por miedo a perder su empleo, detalló que las autoridades les han mencionado que no tienen suficientes evidencias de que en realidad estén impartiendo las clases virtuales, pese a los videos y fotografiás con carteles de los jubilados y de los talleres.

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“Nos dicen que no tenemos sustento, que faltan detalles, nos obligan a hacer una serie de papeleo que nos hace gastar en cybers el poco dinero que nos queda. También nos dicen que no hay plata y que no pueden pagarnos. Nosotros no queremos abandonar los talleres pero si continúa esta situación no tendremos opción porque tenemos familias que alimentar y al dejar las clases, los jubilados tendrán deterioros cognitivos”, narra.

EXPRESO le preguntó al IESS por qué no se les ha pagado los sueldos a los instructores y cuándo los hará. El Departamento de Comunicación de esa entidad respondió con un escrito en el que menciona que supuestamente en la documentación presentada por parte de los instructores, justamente para acceder al cobro de sus servicios, se encontraron inconsistencias en las matrices presentadas.

Según esa institución había errores en fechas, falta de nitidez en las fotografías, información de los usuarios con nombres de participantes incompletos y números de cédula incompletos. "Es decir, que los sustentos probatorios, no son aceptables para generar los pagos a los proveedores", detalla la respuesta.

Por su parte los jubilados, quienes aseguran que recibin los talleres a diario y durante todo el horario establecido, insisten, así le indicaron a este Diario, que de no pagarles el Seguro Social a sus maestros, pronto, se verán obligados a tomar medidas cada vez progresivas.