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Fausto Ortiz: Hablando del rebote

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Mientras el mundo y América Latina se desaceleran, nuestra cifra refleja crecimiento 

Con datos preliminares del Banco Central del Ecuador (BCE), la economía ecuatoriana decreció 2 % durante 2024 y sus cuatro trimestres reflejaron crecimientos negativos. En estos 25 años dolarizados solo se había visto algo similar con seguidilla de caídas trimestrales en 2020 por la pandemia de COVID. Después de un año malo es normal esperar una recuperación fuerte, lo que solemos nombrar como ‘rebote’, el cual puede ser leve o fuerte.

El FMI en su última presentación sobre las perspectivas de la economía mundial estimaba que luego de la caída del 2 % en 2024, el crecimiento del PIB ecuatoriano para este 2025 sería 1,7 %. El mundo, que en 2024 logró crecer 3,3 % influenciado por el crecimiento del 5,3 % de Asia en desarrollo, en especial India y China, para 2025 lo haría algo más lento como 2,8 %. En nuestra región, señala el FMI, “el principal motor de la actividad económica ha sido el consumo, en tanto que la inversión sigue siendo floja. Se prevé que el crecimiento se modere del 2,4 % en 2024 al 2,0 % en 2025”.

Mientras el mundo y América Latina se desaceleran, nuestra cifra refleja crecimiento como consecuencia de un comportamiento de una economía que retoma la normalidad, en especial sin la contracción ocasionada por el aumento del IVA, combustibles y crisis eléctrica, y el arranque de período electoral. La inseguridad vivida durante 2024 es una constante que nos sigue acompañando en la lista de tareas pendientes.

El BCE tiene una estimación más optimista que el FMI. Su primera cifra para 2025 la ubica en 2,8 %. Antes de cuestionarla, hagamos un ejercicio simple para entender qué implica ese resultado para la economía, tomando como base el año 2023. Si en 2024 cae 2 % y en 2025 crecerá 2,8 % es indicativo de que 2025 será apenas 0,8 % superior a nuestra situación de 2023. 

En dos años apenas crecimos la mitad de lo que anualmente crece nuestra población. En promedio en estos dos últimos años habremos crecido 0,4 %, que no nos alcanzó para generar bienestar o empleo. Esos son los números oficiales que nos acompañarán hasta que en septiembre de este año el BCE vuelva a presentar su estimado de crecimiento para 2025. Hasta esa fecha nos corresponderá trabajar con estimación de analistas y otras instituciones que entran en este mundo de la futurología.

El FMI usualmente presenta indicadores que tienen una mayor frecuencia de publicación para dar indicativos de hacia dónde va la economía, al menos en el siguiente trimestre. Junta crecimiento crediticio con ventas de vehículos y ventas generales. 

Los créditos al sector privado, que al cerrar el 2024 crecían 6,2 %, en el primer trimestre de este año crecen 6,9 %. Las ventas de vehículos siguen mostrando números rojos y con más fuerza en este primer trimestre (-19,8 %) porque se juntó el anticipo de compra de vehículos con la información de aprobación del aumento del IVA del 12 al 15 % en la Asamblea Nacional. La información de Ventas está disponible hasta febrero y reflejó un crecimiento de 7,5 % en esos primeros dos meses del año.

Se puede ir adelantando que la recuperación o rebote luego del proceso electoral podría ser incluso mayor a la estimada por el BCE. El crecimiento anual de crédito al finalizar abril abre espacio para esperar mejores números.