A todos nos ha pasado alguna vez en la vida que después de conversar o compartir con alguien por varios minutos, quedamos exhaustos, sin energía, débiles.

Como si de una aspiradora se tratase, nos dejan vacíos y cuesta varias horas, incluso días, recuperarse de ese encuentro. ¿Qué pasó? El vampiro energético llegó.

• SIN ENERGÍA Y ENFERMOS

El vampirismo energético es un fenómeno particular que ocurre cuando una persona se alimenta de la energía de otra, ya sea en su entorno familiar, laboral, estudiantil o en su círculo social. Estos consumidores de vitalidad se manifiestan de muchas maneras. Eso sí, siempre ejerciendo poder sobre el estado anímico.

Las consecuencias de estos encuentros son tan alarmantes en quienes los experimentan que, incluso, llegan a somatizar estos momentos con dolores de cabeza, cuello, espalda, somnolencia y pérdida del gusto al comer.

• IDENTIFÍCALOS

Por lo general, son personas que se comportan así de forma inconsciente, pero repiten ciertos patrones: siempre se quejan de todo y de todos, nunca asumen la culpa de sus errores y suelen buscar ser atendidos o escuchados (no en busca de consejo, sino solo como descarga y, paradójicamente, se recargan en realidad).

Hay dos tipos de vampiros energéticos: los orgullosos que presentan cierto aire de superioridad y los que se presentan como aduladores profesionales.

En cualquiera de los dos casos, siempre manifiestan poco deseo de cambiar su conducta o su mirada acerca del mundo que les rodea.

• ¿CÓMO PROTEGERSE?

Aunque lo más recomendable es alejarse de este tipo de personas para no ser víctimas de su ‘succión’ energética, la realidad es que la gran mayoría de ellos son hombres y mujeres que estimamos o que forman parte de nuestra rutina diaria. 

Aquí algunas herramientas y técnicas que pueden ayudar a bloquear ese robo energético de la mejor forma posible:

La intención es clave. Antes de sentarse a charlar con esta persona, reclama de forma mental la protección divina de cuerpo-mente-alma. La oración en silencio o a viva voz siempre es beneficiosa.

Mantén las piernas o los brazos cruzados durante la conversación. Es una manera de bloquear a la ‘aspiradora’ humana. 

Un metro. Esa es la distancia que debes mantener con su interlocutor, además de evitar, en lo posible, el más mínimo contacto físico. 

Usa cuarzos en pulseras o colgantes. La turmalina negra, por ejemplo, es un protector universal que se puede llevar en estos casos.

Hazte una limpieza corporal. Al terminar el diálogo, limpia todo tu cuerpo con un huevo, mientras realizas una oración de protección. Luego, sin romperlo, deséchalo en una funda.

Aplaude. Hazlo con las manos al frente desde los pies hasta la cabeza, y luego hacia un lado. Sacude las manos como quien se saca polvo de ellas, imaginando un fuego donde cae y se quema lo acumulado entre los dedos. Repite esta acción dos veces.