El nombre de Paola Cesa está ligado a la magia de la decoración y el diseño. Un ámbito que durante estos días de confinamiento también ha tenido sus bemoles, pero que ella, trabajadora imparable y de mente positiva, ha sabido enfrentar.

Se refiere a la crisis sanitaria que sacudió al país y al mundo como una experiencia de tensión, incertidumbre y profunda tristeza. Y expresa su solidaridad universal con las personas cercanas, las que perdieron la vida o estuvieron en un estado de salud muy grave.

Como a muchos empresarios, a Paola también la tomó por sorpresa la normativa ‘Quédate en casa’, por lo que, practicando todas las medidas de bioseguridad, tuvo que cumplir con exportaciones importantes, agendadas antes de la pandemia, con destino a Canadá y República Dominicana.

Creatividad en tiempos de COVID-19

El tiempo de cuarentena fue sumamente aprovechado por Paola. Despertó en ella el interés, sin ser ‘tecnológica’, de recorrer las redes sociales, lo que nunca antes había hecho. Y descubrió “cuentas maravillosas” que aún aprovecha para seguir inspirándose.

De repente estuvo inmersa en viajes virtuales por museos, galerías, artistas, diseñadores y críticos. Una experiencia de la cual se nutre con las novedades que encuentra y nuevos retos para su creatividad.

Pero no solo eso. Sus clientes extranjeros fueron bien cuidados y atendidos, y la comunicación constante le permitió concretar proyectos que van desde diseños, planos y propuestas digitales, hasta la realización de imágenes de alta calidad de los acabados y textiles que se utilizarán en nuevos proyectos. “Hemos cumplido con ellos”, expresa satisfecha y feliz.

Está consciente de la crisis económica que golpea al país, y ella está dispuesta a adaptarse pero, aclara, sin cambiar su mística, su esencia. Dice que su estilo en el diseño puede tomar otros matices, volverse más fresco, más orgánico, menos opulento, más acorde con este tiempo, y que tiene nuevas propuestas que van de la mano con este mundo globalizado, incluso en medio de la pandemia.

La emergencia también representó para la diseñadora un momento para revalorar principios humanos como la solidaridad, “el cuidado a la naturaleza, el trabajo sostenible y la sensibilidad con la que tenemos que incorporarnos en estos nuevos tiempos de pospandemia”.

Tal vez esa certeza la llevó a modificar sus hábitos alimenticios. Ahora es vegetariana y elabora recetas que aprende de su hermana Mirella, con quien además hace actividad física todos los días y a la misma hora.

La gran lección

Pero no todo fue felicidad. El aislamiento obligatorio la llevó a separarse de los suyos, quienes son parte fundamental de su vida. Como su madre, Mirella Dalmau, fundadora de la empresa familiar (Cesa Design, con 40 años de funcionamiento), a quien describe como una “bendición de la vida real”, eficiente y generosa. También su hija, Paula Vargas, mano derecha en los negocios y madre de Benjamín, su pequeño nieto de 10 meses.

“Desde el primer momento que lo tuve en mis brazos comprendí que es un amor inexplicable, tan diferente al amor que les tienes a tus hijos. No hay palabras para describir la ternura y el efecto mágico que tiene. Es un regalo de Dios, en el que solo cabe el amor ilimitado y, a diferencia de los hijos, libre de responsabilidades”. El reencuentro con todos ellos la hace valorarlos todavía más y entender que “hoy podemos tener todo y mañana podemos no estar”.

Personal

• Cargo: Presidenta de Cesa Design.
• Edad: 51 años
• Hijos: Paula, Giuliana, Carlos y Rafael (los varones estudian en Barcelona).
• Nieto: Benjamín.