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Límites en casa, niños felices

Los padres deben inculcar las normas basándose en el respeto y la buena comunicación. Expertas dan consejos sobre cómo lograrlo.

Psicología
Los padres deben enseñar a los niños la importancia de los límites.Shutterstock

Fijar límites es uno de los pilares fundamentales en la formación de los niños para un desarrollo mental sano. Su aplicación ayuda a que los menores potencien su paciencia, tengan mayor seguridad en sus acciones, aprendan a tolerar la frustración (lo que más adelante les va a permitir aceptar situaciones con madurez), comprendan los sentimientos de los demás y los propios, y reconozcan que todos tienen los mismos derechos. Así lo menciona la psicóloga clínica Jasmín Lama.

Pero… ¿qué ocurre cuando los padres no inculcan normas y son extremadamente permisivos? “Quienes crecen sin estas guías, a la larga van a sentirse desprotegidos, lo que trae como consecuencia una baja autoestima y falta de confianza en sí mismos. No serán capaces de controlar sus emociones y presentarán dificultad en las relaciones sociales”, comenta la psicóloga. También pueden tener actitudes de rebeldía y llegar a sentirse en algún momento desorientados, ya que para ellos no tener límites es una falta de atención.

Considere la edad 

Según la orientadora familiar Karla Campuzano, las estrategias varían en base a la etapa de crecimiento en la que se encuentre:

  • De dos a cuatro años: Se debe enseñar de forma lúdica y con el acompañamiento constante. Más que una orden, se les explica lo que deben hacer para poco a poco formar un hábito. Puede utilizar canciones que expliquen las tareas a realizar y que se diviertan mientras las cumplen.
  • De cinco a nueve años: Aún cuentan con memoria a corto plazo. No se aconseja dar muchas pautas a la vez porque podrían olvidarse de algunas de ellas. Explique una por una qué actividades debe hacer. Enseñe con el ejemplo.
  • De 10 a 14 años: Ya puede fijar horarios, enseñarles a ser más ordenados con sus artículos personales y cómo pueden ayudar en casa. Elabore con la familia un calendario didáctico (puede ser una pizarra con marcadores de varios colores), en la que todos coloquen las reglas y límites que deben cumplir.
  • De 15 a 18 años: A estas edades los hijos están en la búsqueda de mayor independencia y autonomía. La clave es conversar (desde una actitud amorosa y comprensiva) con ellos para explicar que se establecen ciertos límites y reglas para su protección. Por ejemplo, si quiere reunirse con sus amigos, negocie la hora límite para regresar a casa sin negarle la salida o imponer su decisión. El debate sano fortalece su autoconfianza.

Si no siguen las órdenes…

Una estrategia que puede servir para que los niños se porten bien es reconocerles su buen comportamiento y felicitarlos cuando lo hagan. Cualquier mejoría en su conducta, por pequeña que sea, si los padres la aplauden, los incentivará y motivará a seguir haciéndolo.

Cuándo buscar a un especialista

Los padres deben formarse en la crianza respetuosa desde que nace el niño. "La clave es trabajar con base en la prevención y pueden buscar asesoría de un profesional para aprender a poner límites. Es necesario acudir a terapia familiar cuando sientan que han perdido el control y su palabra no infunde autoridad ni respeto", asienta Campuzano.

No a las agresiones

Sí es posible poner límites sin gritos y sin violencia. El decir “no a los golpes” no significa que “no hay normas”. La amenaza y los castigos no son sinónimo de educación. “La mejor forma de enseñar es desde el amor y no desde el miedo”, afirma Lama.

Si que si el adulto muestra este comportamiento, es porque no tiene equilibrio emocional y probablemente haya una historia previa de violencia. Si agrede a los niños, en el futuro ellos no van a saber cómo relacionarse desde el respeto y el amor. Campuzano recomienda evitar que sus emociones se salgan de control: primero piense y luego corrija. Siempre sin gritos, pero con un tono de voz muy seguro.

Respetar la jerarquía

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Campuzano comenta que entre padres e hijos siempre debe existir una relación de jerarquía en la que el adulto tenga el papel de educador y autoridad. “Pueden tener una excelente relación, pero los amigos son aquellos con los que se divierten, hacen travesuras y guardan secretos”.

El vínculo siempre debe estar basado en el respeto. Los progenitores están para guiar, enseñar, proteger. “Deben ser las personas con las cuales el hijo pueda hablar de cualquier cosa, pero al mismo tiempo ser las personas que ponen las reglas y quienes enseñen los buenos comportamientos”, añade Lama. Que sean confidentes no los convierte en amigos, sino en las personas que los apoyan en todo, pase lo que pase.

Más tips

Lama detalla algunos consejos para inculcar de forma asertiva los límites en casa:

  • La imposición sin una explicación específica no funciona. Siempre hay que decir cuál es el motivo o la consecuencia de hacer algo.
  • Utilice oraciones cortas para tener la certeza de que el mensaje que quiere transmitir es claro. Una vez que lo diga, pídale al niño que lo repita para reforzar su entendimiento.
  • Encuentre el equilibrio y evite transmitir a los hijos sus frustraciones.
  • Señale las conductas inapropiadas sin hacerlo sentir mal. Deben tener claro que más allá de su comportamiento, prevalece el amor de sus padres.