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¿Qué teorías de la conspiración conoces?FREEPIK

La creencia en lo oculto, ¿qué hay detrás de las teorías de la conspiración?

Las teorías conspirativas ofrecen explicaciones de eventos basadas en la creencia de que fuerzas ocultas manipulan los hechos

Las teorías de la conspiración son explicaciones alternativas de eventos o situaciones, basadas en la creencia de que existen fuerzas ocultas, generalmente poderosas, que manipulan los hechos desde las sombras. Estas teorías suelen rechazar las versiones oficiales y a menudo carecen de evidencia sólida, aunque para quienes creen en ellas, cualquier intento de desacreditarlas forma parte de la conspiración misma.

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El sociólogo Gabriel Castro Ramírez explica que las teorías de conspiración surgen como respuesta a múltiples factores sociales y psicológicos. En primer lugar, la pérdida de legitimidad y credibilidad de las instituciones -políticas, religiosas, científicas o mediáticas- lleva a que muchas personas busquen "respuestas alternativas que perciben como auténticas y accesibles" ante temas complejos o confusos.

Además, menciona que la necesidad de control y comprensión en una sociedad saturada de información fomenta la creencia y difusión de estas teorías, ya que "la mente humana o los grupos sociales buscan explicaciones claras y estructuradas" que les den "un sentido falso de control y comprensión". Por eso, "la gente gusta de difundir para sentirse dueña de esa verdad y poder sentir que controla".

Desde una perspectiva sociológica, vivimos en una 'sociedad del espectáculo', donde "cada persona con un teléfono se vuelve un canal abierto de información", sin importar si esa información está verificada o no, lo que incrementa la confusión social.

Por otro lado, Castro Ramírez sostiene que las teorías de conspiración reflejan y amplifican problemas sociales profundos, como la desconfianza institucional y la polarización política. Afirma que estas teorías "no aparecen en un vacío social", sino que son una forma de "expresión simbólica" frente a sistemas "altamente percibidos como corruptos o injustos".

Asimismo, advierte que la polarización política fomenta el uso de teorías conspirativas "como herramientas para desacreditar al adversario", lo cual "divide mucho más a la sociedad".

Otro aspecto crucial es la desigualdad y la exclusión social, que alimentan estas narrativas. Las personas marginadas "se sienten impotentes ante las decisiones políticas y económicas", por lo que recurren a estas teorías "como mecanismo de protesta o resistencia simbólica", una forma de "desahogo debido a esta desigualdad y presión social".

Finalmente, el rechazo a la autoridad científica se suma como causa relevante, ya que "el conocimiento científico se percibe como elitista y alejado de las realidades cotidianas", lo que lleva a que "se busquen explicaciones alternativas más comprensibles", aunque carezcan de rigor.

Castro Ramírez concluye que abordar las teorías de conspiración implica atender causas estructurales como la desigualdad, la falta de confianza institucional y la polarización, pues estas "alimentan las teorías, generando mayor tensión y agravando la agresión social que vivimos en nuestra sociedad ecuatoriana.

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La pandemia y el negocio de las vacunas

Una de las teorías conspirativas que aún provoca intensas emociones es la que vincula la pandemia con el negocio de las vacunas, especialmente considerando que solo han pasado cinco años desde aquellos acontecimientos.

La teoría sostiene que la crisis sanitaria global fue planeada o manipulada por grandes corporaciones farmacéuticas y élites económicas con el objetivo de obtener ganancias millonarias a través de la venta masiva de vacunas. Según se dice, las farmacéuticas habrían exagerado la peligrosidad del virus o incluso participado en su creación para luego ofrecer las vacunas como única solución, aprovechando el miedo y la urgencia de la población.

Algunos teóricos sostienen que gobiernos y medios de comunicación habrían sido cómplices al difundir información alarmante para justificar las restricciones y obligar a la población a vacunarse. También se habla de acuerdos secretos entre farmacéuticas y gobiernos para asegurar mercados exclusivos, sin suficiente transparencia sobre los efectos secundarios o la verdadera eficacia de las vacunas.

Esta narrativa se alimenta de la desconfianza hacia las instituciones, la falta de acceso a información clara y las contradicciones en los discursos oficiales. Aunque no hay evidencia sólida que respalde esta teoría, sigue teniendo impacto, especialmente en redes sociales, donde circulan rumores, documentos manipulados y testimonios no verificados. En tiempos de crisis, este tipo de teorías buscan ofrecer explicaciones simples a fenómenos complejos, reforzando el miedo y la desconfianza social.

La tierra es plana

La teoría conspirativa de la Tierra plana sostiene que el planeta no es esférico, sino un disco plano rodeado por un muro de hielo para evitar que las personas caigan al vacío. Sus seguidores afirman que la idea de una Tierra esférica es una mentira impuesta por gobiernos y científicos para ocultar la "verdad". Rechazan las pruebas científicas y sostienen que las imágenes satelitales están manipuladas, además de negar la existencia de la gravedad.

Argumentan que la Tierra "se ve plana" y que no percibimos su curvatura. Esta teoría se difunde a través de redes sociales con videos, testimonios y experimentos caseros que "demostrarían" su veracidad. La creencia refleja desconfianza hacia la ciencia y las instituciones, y se vincula al auge de teorías conspirativas en una era de sobreinformación, donde hechos comprobados conviven con relatos falsos.

El 911 y las Torres Gemelas

La teoría conspirativa del 11 de septiembre de 2001 sostiene que los ataques contra las Torres Gemelas fueron planeados o permitidos por el gobierno de EE. UU. para justificar la guerra en Oriente Medio y expandir el control sobre la población. Se argumenta que no solo Al Qaeda estuvo involucrada, sino que hubo complicidad o negligencia por parte de altos funcionarios.

Los defensores de la teoría citan inconsistencias, como el colapso de las torres, que algunos creen fue causado por explosivos en lugar de los impactos de los aviones y los incendios. Además, se sugiere que el ataque al Pentágono y el vuelo United 93 fueron manipulados. Aunque no hay pruebas sólidas que respalden estas afirmaciones, la teoría sigue siendo debatida y alimenta desconfianza hacia las autoridades.

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