Altruistas por convicción

  Buenavida

Altruistas por convicción

Ellas le dicen ‘sí’ a las extensas jornadas de trabajo y recorridos en zonas lejanas de Guayaquil. Aspiran dibujar sonrisas en el rostro de los demás

Altruistas por convicción
Andrea Sánchez, Ana Eguiguren y María de los Ángeles Suárez.cortesía

Durante las últimas semanas por la cuarentena, diversas mujeres han sido ejemplo de que con esfuerzo y trabajo en equipo, pese a las adversidades, se pueden llevar a cabo actividades positivas. Les compartimos tres historias que animan unirse a ellas y ser solidarios, a través de donaciones u otras formas de apoyo que les permitan continuar con su misión.

  • María de los Ángeles Suárez: Kits alimenticios diarios

Para la actual reina de Guayaquil servir a la ciudad, a través del voluntariado, hace que todos los días se sienta plena y fortalecida para continuar con su labor. María de los Ángeles admite que al comienzo, cuando salía de casa, sentía miedo de contagiarse y poner en riesgo la salud de sus familiares, pero se protegió a conciencia y logró su misión: conseguir alimentos y donarlos a muchas familias guayaquileñas que, debido al confinamiento, no podían salir de sus casas a ganar el sustento diario.

Junto a la organización Reina de Guayaquil procedió con la repartición de kits alimenticios y, poco a poco, ha logrado ir a varias cooperativas y sectores alejados de la ciudad que también necesitan ayuda. Además, continúa con su proyecto ‘Buen Provecho’, con el cual entrega desayunos y almuerzos a quienes trabajan en los semáforos de la urbe.

La soberana se muestra feliz de esta nueva experiencia porque lejos de los tacones y maquillaje, con ropa cómoda y zapatos deportivos ha logrado trabajar a favor de los guayaquileños. “Un día de cuarentena que no salgo a ayudar es un día perdido. De esta experiencia me llevo la satisfacción de ser un mejor ser humano. Contagiarte de la alegría y el llanto de las personas cuando les entregaban algo, eso es empatía y es lo que te da fuerzas cada mañana para continuar”, recalca.

  • Ana Eguiguren: Telemedicina gratis para los necesitados

Mientras realizaba la rural, Ana fue diagnosticada con COVID-19, razón por la cual hizo un alto a sus actividades. Posteriormente, ya recuperada, y conmovida por la cantidad de personas que se enfermaban, decide crear el grupo de ayuda ‘Médicos Unidos’.

Junto a más de 20 doctores de Guayaquil, Quito, Loja, Riobamba y Cuenca ofrece de lunes a domingo teleconsultas gratuitas para las personas de escasos recursos económicos. Y así ayudar a controlar la curva de casos positivos y reducir la cantidad de personas que ingresan a las salas de emergencia, donde son mayores las posibilidades de contagio.

Hasta la fecha, han logrado ayudar con la telemedicina a más de 100 personas y visitado sectores de la isla Trinitaria, Monte Sinaí y Durán para entregar donaciones de alimentos, medicamentos y capacitar a las personas sobre temas como la importancia de una correcta desinfección. “Me llena el corazón ver la pasión de los médicos que se han unido al grupo. Y me parece espectacular que tantas personas tengan la voluntad de dar su tiempo sin esperar recibir nada a cambio. No lograría nada sin ellos”, resalta.

Sin duda, para Ana la mayor recompensa es evidenciar la alegría de los pacientes y su eterna gratitud a través de los mensajes que le escriben. Ella realiza voluntariado desde la adolescencia y actualmente espera mantener su labor con ‘Médicos Unidos’ por mucho más tiempo. Eventualmente, le gustaría establecer esta iniciativa como una fundación.

  • Andrea Sánchez: Comida para las personas sin hogar

El voluntariado, desde pequeña, ha sido parte de la vida de esta joven. En la escuela ya se involucraba en campañas navideñas o en colaboraciones con fundaciones. Al crecer se dio cuenta de que su mayor sueño era tener una fundación, y en abril del año pasado, este objetivo comenzó a cristalizarse. Junto a un grupo de amigas creó la organización ‘Manitos en Acción’.

Gracias a este proyecto, cada semana, ella y 20 voluntarios más, cocinan y distribuyen comida a personas sin hogar en la ciudad. Además, ha sido parte de campañas para contribuir en el tratamiento médico de niños con enfermedades catastróficas y también en dar ayuda integral a los animales de la calle, proporcionándoles una mejor calidad de vida con alimento, esterilización, rescate y proceso de adopción.

Debido a la pandemia, Andrea tuvo que reorganizar su flujo de trabajo y potenciar su esfuerzo en la entrega de víveres, productos de protección y desinfección como mascarillas, alcohol y cloro. Reconoce que sola no podría lograr todo el trabajo que hace. Agradece a las voluntarias María José Balcázar y Martha Egas, quienes siempre han estado prestas a dar una mano cada vez que alguien necesita ayuda. “La satisfacción de saber que se hace algo bueno, hace que todo valga la pena. Sé que con dedicación y amor lograremos mucho más”, afirma.